/ domingo 8 de diciembre de 2019

El Talón de Aquiles de la Seguridad

Desde un punto de vista personal que surge después de platicar en distintos momentos con actores de distintos niveles en el ámbito de la seguridad que van desde tomadores de decisiones hasta guardianes en entradas de edificios, deduzco el principal fallo en el combate a la inseguridad no es incapacidad del personal, sino una suma de factores que derivan en la falta de una real coordinación entre los distintos cuerpos de seguridad, aunado a la fuga de información.

El esfuerzo existe, el ánimo del personal existe, (al menos en mis entrevistados), así como un real compromiso con la sociedad por mejorar las condiciones de tranquilidad, sin embargo, de nada sirven cuando algo o alguien voluntaria o involuntariamente no cumple con lo que “le toca” hacer dentro de esa coordinación de la que tanto se dice existe pero que en la realidad “o no existe o es a medias”.

Por lo tanto, de nada sirve que en un pueblo, un estado o un país, se tengan los mejores policías, los mejores soldados, marinos o guardias nacionales si a pesar de operativos tras operativos, los índices delincuenciales no disminuyen, tema en el cual como sociedad también se deja mucho que desear.

Y es que en las juntas de coordinación, diariamente se llega a acuerdos, se establecen acciones, se fijan compromisos, se señalan puntos y se fijan metas, sin embargo al momento de cumplir con los compromisos establecidos algunas de las corporaciones y dependencias de seguridad no cumplen con lo acordado.

A un operativo conjunto por ejemplo, en el que participarían determinado número de elementos y unidades de cada dependencia, a la hora de iniciar solo llegan (si es que llegan) la mitad o menos de elementos, o de unidades, ya sea por la falta de personal, por la falta de unidades disponibles o hasta en algunos casos por falta de combustible, mermando así y de inicio, la operación.

Hay casos también en que el personal correspondiente no está disponible para certificar alguna detención.

A esto se suma, el egoísmo de personajes que en afán de protagonismo y de individualmente realizar alguna operación, no comparten información relevante que si se desarrollase de forma conjunta con las corporaciones o instancias facultadas se obtendrían mejores resultados, y es hasta cuando se ven rebasadas que se solicita el apoyo, en algunos casos.

Y no es que espere que información privilegiada se divulgue sin ton ni son, sino con los entes correctos que en un momento sean respaldo en la operación, y que permitan que esa fuerza de seguridad con que se cuenta al menos en la entidad potosina, no se desperdicie en atender faltas administrativas cuando hay delitos graves que prevenir, atender y resolver.

Dirán que si se concentra la información es para evitar su fuga, pero aún así sucede, porque no se cuida compartirla sólo con los entes correctos y efectivos, de manera que no se alerte a los delincuentes cuando se va hacia esos objetivos. El talón de Aquiles en materia de seguridad es entonces pues, el protagonismo, la fuga de información y sobre todo, la falta de cumplimiento a una real coordinación.

@btyslp





Desde un punto de vista personal que surge después de platicar en distintos momentos con actores de distintos niveles en el ámbito de la seguridad que van desde tomadores de decisiones hasta guardianes en entradas de edificios, deduzco el principal fallo en el combate a la inseguridad no es incapacidad del personal, sino una suma de factores que derivan en la falta de una real coordinación entre los distintos cuerpos de seguridad, aunado a la fuga de información.

El esfuerzo existe, el ánimo del personal existe, (al menos en mis entrevistados), así como un real compromiso con la sociedad por mejorar las condiciones de tranquilidad, sin embargo, de nada sirven cuando algo o alguien voluntaria o involuntariamente no cumple con lo que “le toca” hacer dentro de esa coordinación de la que tanto se dice existe pero que en la realidad “o no existe o es a medias”.

Por lo tanto, de nada sirve que en un pueblo, un estado o un país, se tengan los mejores policías, los mejores soldados, marinos o guardias nacionales si a pesar de operativos tras operativos, los índices delincuenciales no disminuyen, tema en el cual como sociedad también se deja mucho que desear.

Y es que en las juntas de coordinación, diariamente se llega a acuerdos, se establecen acciones, se fijan compromisos, se señalan puntos y se fijan metas, sin embargo al momento de cumplir con los compromisos establecidos algunas de las corporaciones y dependencias de seguridad no cumplen con lo acordado.

A un operativo conjunto por ejemplo, en el que participarían determinado número de elementos y unidades de cada dependencia, a la hora de iniciar solo llegan (si es que llegan) la mitad o menos de elementos, o de unidades, ya sea por la falta de personal, por la falta de unidades disponibles o hasta en algunos casos por falta de combustible, mermando así y de inicio, la operación.

Hay casos también en que el personal correspondiente no está disponible para certificar alguna detención.

A esto se suma, el egoísmo de personajes que en afán de protagonismo y de individualmente realizar alguna operación, no comparten información relevante que si se desarrollase de forma conjunta con las corporaciones o instancias facultadas se obtendrían mejores resultados, y es hasta cuando se ven rebasadas que se solicita el apoyo, en algunos casos.

Y no es que espere que información privilegiada se divulgue sin ton ni son, sino con los entes correctos que en un momento sean respaldo en la operación, y que permitan que esa fuerza de seguridad con que se cuenta al menos en la entidad potosina, no se desperdicie en atender faltas administrativas cuando hay delitos graves que prevenir, atender y resolver.

Dirán que si se concentra la información es para evitar su fuga, pero aún así sucede, porque no se cuida compartirla sólo con los entes correctos y efectivos, de manera que no se alerte a los delincuentes cuando se va hacia esos objetivos. El talón de Aquiles en materia de seguridad es entonces pues, el protagonismo, la fuga de información y sobre todo, la falta de cumplimiento a una real coordinación.

@btyslp