/ domingo 12 de julio de 2020

El cristal en el seno de las familias

Hace algunos días dimos cuenta en las páginas impresas y electrónicas de El Sol de San Luis, la detección de niñas, de jovencitas que están incursionando en la prostitución para obtener recursos con los cuales adquirir una de las drogas de más fácil acceso; el Cristal.

Y aunque no deja de ser preocupante, mas grave que el consumo y las formas de adquirir esta droga, son los efectos que en sí causa en los consumidores y que dan pie a la comisión de diversas conductas que en muchos casos derivan en la muerte.

Entre algunos casos que podemos mencionar que se han cometido bajo los influjos se encuentra el de la bebé que recién murió en manos de su padrastro y frente a su madre, o como una madre de familia que al llamar la atención a su hija, ésta le prendió fuego bajo los influjos de esta droga.

Ni que decir de los innumerables casos de abuso sexual y violaciones que registra la Fiscalía de la Mujer y que se dan al interior de muchos hogares, donde los victimarios son jóvenes y adolescentes que se aprovechan de sus propios hermanos, hermanas, primos, vecinos, mientras están bajo los influjos del cristal.

Hay información también de que en algunas localidades en el interior del estado además de la capital, familias enteras son consumidoras de Cristal incluyendo niños desde aproximadamente ocho años. Hay delitos que al interior y en ese contexto se comenten, se evaporan y quedan dentro de la misma familia generando círculos viciosos imperceptibles temporalmente.

A decir de las autoridades, es alarmante el incremento que esta registrándose en el consumo de Cristal, su costo es bajo, se consigue a muy bajo costo por lo que es muy accesible y altamente adictivo, lo mas grave es también, cuando se mezcla con otras sustancias para elevar el grado de efectividad y adicción, lo que en consecuencia representa mayor demanda.

Lo anterior se traduce en elevadas ganancias para la delincuencia, lo que a su vez provoca la lucha por el control de las plazas y puntos de venta, lucha que día con día cobra víctimas, y que no da tregua a las autoridades de seguridad.

Los consumidores, principalmente jóvenes y adolescentes generalmente desconocen los componentes con los que se elabora la piedra de Cristal, además de la efedrina, ácido muriático, ácido de batería, sosa cáustica, ácido clorhídrico y raticida, pero para incrementar su poder se combinan con otros químicos como limpiador de desagües, combustible para linternas y anticongelante entre otros.

De acuerdo con los expertos, en la orina, la saliva y la sangre puede persistir entre tres y cuatro días, en el cabello unos tres meses, la euforia, el calor corporal y el descontrol sexual son de los principales efectos, más del daño paulatino y permanente al sistema nervioso.

Actualmente para muchos padres de familia es complejo o imposible mantener su autoridad sobre sus hijos adolescentes, muchos otros desdeñan su responsabilidad y se desentienden, luego argumentan su realidad, “no pueden con ellos” porque en algún momento y sin darse cuenta perdieron la autoridad y el respeto como padres.

Hace algunos días dimos cuenta en las páginas impresas y electrónicas de El Sol de San Luis, la detección de niñas, de jovencitas que están incursionando en la prostitución para obtener recursos con los cuales adquirir una de las drogas de más fácil acceso; el Cristal.

Y aunque no deja de ser preocupante, mas grave que el consumo y las formas de adquirir esta droga, son los efectos que en sí causa en los consumidores y que dan pie a la comisión de diversas conductas que en muchos casos derivan en la muerte.

Entre algunos casos que podemos mencionar que se han cometido bajo los influjos se encuentra el de la bebé que recién murió en manos de su padrastro y frente a su madre, o como una madre de familia que al llamar la atención a su hija, ésta le prendió fuego bajo los influjos de esta droga.

Ni que decir de los innumerables casos de abuso sexual y violaciones que registra la Fiscalía de la Mujer y que se dan al interior de muchos hogares, donde los victimarios son jóvenes y adolescentes que se aprovechan de sus propios hermanos, hermanas, primos, vecinos, mientras están bajo los influjos del cristal.

Hay información también de que en algunas localidades en el interior del estado además de la capital, familias enteras son consumidoras de Cristal incluyendo niños desde aproximadamente ocho años. Hay delitos que al interior y en ese contexto se comenten, se evaporan y quedan dentro de la misma familia generando círculos viciosos imperceptibles temporalmente.

A decir de las autoridades, es alarmante el incremento que esta registrándose en el consumo de Cristal, su costo es bajo, se consigue a muy bajo costo por lo que es muy accesible y altamente adictivo, lo mas grave es también, cuando se mezcla con otras sustancias para elevar el grado de efectividad y adicción, lo que en consecuencia representa mayor demanda.

Lo anterior se traduce en elevadas ganancias para la delincuencia, lo que a su vez provoca la lucha por el control de las plazas y puntos de venta, lucha que día con día cobra víctimas, y que no da tregua a las autoridades de seguridad.

Los consumidores, principalmente jóvenes y adolescentes generalmente desconocen los componentes con los que se elabora la piedra de Cristal, además de la efedrina, ácido muriático, ácido de batería, sosa cáustica, ácido clorhídrico y raticida, pero para incrementar su poder se combinan con otros químicos como limpiador de desagües, combustible para linternas y anticongelante entre otros.

De acuerdo con los expertos, en la orina, la saliva y la sangre puede persistir entre tres y cuatro días, en el cabello unos tres meses, la euforia, el calor corporal y el descontrol sexual son de los principales efectos, más del daño paulatino y permanente al sistema nervioso.

Actualmente para muchos padres de familia es complejo o imposible mantener su autoridad sobre sus hijos adolescentes, muchos otros desdeñan su responsabilidad y se desentienden, luego argumentan su realidad, “no pueden con ellos” porque en algún momento y sin darse cuenta perdieron la autoridad y el respeto como padres.