/ domingo 26 de diciembre de 2021

Educación y sindicalismo

¿Feliz Año Nuevo?

¡FELIZ AÑO NUEVO! Tres palabras que se repiten con trashumánticas voces en el año que comienza. Esto es hoy, aquí o allá, por doquier del mundo en que rige el calendario juliano; fecha de hoy, de estos días en que se quiere que las palabras no se pierdan en el vacío, en ese espantoso vacío que es el olvido de los buenos deseos.

ABRAZOS QUE SE confunden con las risas, al mismo tiempo que el compás inclemente y lento de unas horas prorrumpe en se ámbito con su tictac, mientras señala con su tiempo, el suyo, el mío, el nuestro, llega a su término en otro año más de existencia. Los lugares cambian para celebrar su imagen y esencia, así como los trajes que engalanan los cuerpos de los que todo tienen o los harapos de quienes casi nada poseen.

SILENCIO DE UNA humanidad, silencio de los templos, silencio de almas, silencio de sentimientos, silencio en calles, silencio en hogares, silencio del todo lleno, cual sepulcros a cielo abierto; ello es el silencio después de la muerte, ello es el silencio de sentimientos cambiados por el ruido infernal de lo moderno.

TODO ELLO YA ha pasado en este Méxco nuestro, en este noventa y cinco por ciento “hijo del cielo”; en este noventa y cinco por ciento en el que existe el robo y la rapiña, la mentira, el odio, el sufrimiento; en este noventa y cinco por ciento en el que la explotación laboral exprime la carne y la sangre del obrero; en este, en fin, creyente y falso, sumiso e irredento, político y falaz ¡noventa y cinco por ciento!

ESO ES LA otra cara en un hoy doliente por los acontecer es de la pandemia. Hogares donde la muerte enseñoreo sus garras dejando estelas de dolor por siempre; esa es la otra irremediable cara en la proximidad de un nuevo año en el que todavía seguirá la cauda de dolencia, si acaso es menos, si acaso podemos soñar con menos sombras de macabras imágenes es porque siempre hemos tenido la fortaleza necesaria para contrarrestar los males. Hagámoslo ahora, volemos hacia lo que queda, refugiémonos en los que subsisten, ayudémoslos a vivir, cuidemos lo que queda y con ellos y por ellos démosle la bienvenida al 2022 esperando con fortaleza una nueva vida de paz y esperanza. Ayudémonos a vivir con el mayor esfuerzo bajo la mano del Creador del Universo. ¡FELICIDADES!

¿Feliz Año Nuevo?

¡FELIZ AÑO NUEVO! Tres palabras que se repiten con trashumánticas voces en el año que comienza. Esto es hoy, aquí o allá, por doquier del mundo en que rige el calendario juliano; fecha de hoy, de estos días en que se quiere que las palabras no se pierdan en el vacío, en ese espantoso vacío que es el olvido de los buenos deseos.

ABRAZOS QUE SE confunden con las risas, al mismo tiempo que el compás inclemente y lento de unas horas prorrumpe en se ámbito con su tictac, mientras señala con su tiempo, el suyo, el mío, el nuestro, llega a su término en otro año más de existencia. Los lugares cambian para celebrar su imagen y esencia, así como los trajes que engalanan los cuerpos de los que todo tienen o los harapos de quienes casi nada poseen.

SILENCIO DE UNA humanidad, silencio de los templos, silencio de almas, silencio de sentimientos, silencio en calles, silencio en hogares, silencio del todo lleno, cual sepulcros a cielo abierto; ello es el silencio después de la muerte, ello es el silencio de sentimientos cambiados por el ruido infernal de lo moderno.

TODO ELLO YA ha pasado en este Méxco nuestro, en este noventa y cinco por ciento “hijo del cielo”; en este noventa y cinco por ciento en el que existe el robo y la rapiña, la mentira, el odio, el sufrimiento; en este noventa y cinco por ciento en el que la explotación laboral exprime la carne y la sangre del obrero; en este, en fin, creyente y falso, sumiso e irredento, político y falaz ¡noventa y cinco por ciento!

ESO ES LA otra cara en un hoy doliente por los acontecer es de la pandemia. Hogares donde la muerte enseñoreo sus garras dejando estelas de dolor por siempre; esa es la otra irremediable cara en la proximidad de un nuevo año en el que todavía seguirá la cauda de dolencia, si acaso es menos, si acaso podemos soñar con menos sombras de macabras imágenes es porque siempre hemos tenido la fortaleza necesaria para contrarrestar los males. Hagámoslo ahora, volemos hacia lo que queda, refugiémonos en los que subsisten, ayudémoslos a vivir, cuidemos lo que queda y con ellos y por ellos démosle la bienvenida al 2022 esperando con fortaleza una nueva vida de paz y esperanza. Ayudémonos a vivir con el mayor esfuerzo bajo la mano del Creador del Universo. ¡FELICIDADES!