/ miércoles 23 de diciembre de 2020

Educación y sindicalismo

¿Feliz Navidad, Feliz Año Nuevo?

Solo la felicidad se alcanza cuando hay fe, unidad y esperanza

CON MILES DE tumbas abiertas, con miles y miles de dolientes soportando el dolor en cada hogar donde la muerte ha presentado su careta. Miles de hogares donde la tristeza ha sentado sus reales; niños, adolescentes y adultos mirando los lugares vacíos donde antes estaba el abuelo, el padre, la madre o los hijos, lugares donde antes reinaba la algarabía, donde antes los lazos fraternales inundaban a diario el ajetreo hogareño. Esa estampa de alegría ha desaparecido, la muerte ha sido la causante y hoy el silencio acicatea los rincones de la casa; tristeza, dolor, llanto. Esa es la imagen nueva de unas festividades que deberían de ser todo golgorio, toda alegría o regocijo. La sombra de la muerte inunda los hogares.

MILES Y MILES de vidas arrebatadas a la vida misma, millares de víctimas de una pandemia que no afloja su guadaña mientras que una esperanza aparece en el horizonte cual si fuera la tabla de salvación; festividades que cercenan las cabezas de la vida mientras que se lucha por la supervivencia tratando de buscar el remedio desesperadamente. Países del mundo en donde la muerte extiende su manto inmisericorde dejando una estela de desolación; sobre todo sentimental desbaratando hogares, destruyendo núcleos sociales donde antes existía unidad, armonía, felicidad. Imagen gris que opaca la lumínica luminosidad decembrina y de Año Nuevo hasta hoy irremediable.

¿ESO ES LO que tenemos ahora? ¿Eso nos recuerda la caja donde están las cenizas o las gavetas donde se guardan?, ¿eso nos queda con el lugar vacío de la mesa donde se sentaba la madre, el padre, el abuelo, el hijo o el hermano? ¿Eso nos queda con las cosas que usaba y que dejó como recuerdo, o con las fotos alegres que en algún momento de alegría sacaramos?, El lugar vacío se llena con el recuerdo y la festividad se nubla mientras sólo queda en el corazón el recuerdo de las palabras, de las risas, de las acciones que envida nos daban los que ya cayeron. Objetos familiares dejados como herencia mientras que los recuerdos se agolpan en repetición de imágenes que inútilmente nos hacen revivir a los muertos.

¿ASÍ VAMOS A pasar la navidad?, ¿así vamos a pasar el Año Nuevo?, no, sólo la creencia en la irremediable de la muerte nos puede doblegar el espíritu (si es que existe), sólo la soledad nos puede pedir a abrirnos a la tristeza y el dolor, sólo la falta de fe en nosotros mismos nos puede hacer caer en la desesperación y de la tristeza. Debemos de tener fe, la salvedad de ella nos hará entendernos unos a otros, sólo la fe como creencia indubitable nos compartirá el cariño, el amor, la ternura entre nosotros mismos. Fe en que se encontrará el remedio, fe en que podemos sobrevivir, fe en que mi familia, tu familia, nuestra familia estará bien y con ello tener el bienestar en estas festividades.

DEBEMOS ESTAR UNIDOS, en esa unidad sentimental para querernos unos a otros no importando la raza, el credo, la posición social (o el partido político), no importa quien sea, necesitamos estar unidos y ayudarnos unos a otros buscando remediar en parte el mal que nos azota; debemos de estar unidos porque sólo así aguantaremos lo que aún falta por venir si es que falla lo que se pretende y está haciendo la ciencia. La unidad es el puntal para ayudarnos unos a otros y en esa unidad la felicidad palidece aunque sea parcial, puede ayudarnos a sobrevivir.

MIENTRAS, QUE EL Gran Arquitecto Del Universo o el ser en que finquemos nuestras creencias nos llene el corazón de esperanza para ser felices.

ANEXO ÚNICO.- Por sobre lo gris de la tristeza, fijemos la alegría en la cabeza.

¿Feliz Navidad, Feliz Año Nuevo?

Solo la felicidad se alcanza cuando hay fe, unidad y esperanza

CON MILES DE tumbas abiertas, con miles y miles de dolientes soportando el dolor en cada hogar donde la muerte ha presentado su careta. Miles de hogares donde la tristeza ha sentado sus reales; niños, adolescentes y adultos mirando los lugares vacíos donde antes estaba el abuelo, el padre, la madre o los hijos, lugares donde antes reinaba la algarabía, donde antes los lazos fraternales inundaban a diario el ajetreo hogareño. Esa estampa de alegría ha desaparecido, la muerte ha sido la causante y hoy el silencio acicatea los rincones de la casa; tristeza, dolor, llanto. Esa es la imagen nueva de unas festividades que deberían de ser todo golgorio, toda alegría o regocijo. La sombra de la muerte inunda los hogares.

MILES Y MILES de vidas arrebatadas a la vida misma, millares de víctimas de una pandemia que no afloja su guadaña mientras que una esperanza aparece en el horizonte cual si fuera la tabla de salvación; festividades que cercenan las cabezas de la vida mientras que se lucha por la supervivencia tratando de buscar el remedio desesperadamente. Países del mundo en donde la muerte extiende su manto inmisericorde dejando una estela de desolación; sobre todo sentimental desbaratando hogares, destruyendo núcleos sociales donde antes existía unidad, armonía, felicidad. Imagen gris que opaca la lumínica luminosidad decembrina y de Año Nuevo hasta hoy irremediable.

¿ESO ES LO que tenemos ahora? ¿Eso nos recuerda la caja donde están las cenizas o las gavetas donde se guardan?, ¿eso nos queda con el lugar vacío de la mesa donde se sentaba la madre, el padre, el abuelo, el hijo o el hermano? ¿Eso nos queda con las cosas que usaba y que dejó como recuerdo, o con las fotos alegres que en algún momento de alegría sacaramos?, El lugar vacío se llena con el recuerdo y la festividad se nubla mientras sólo queda en el corazón el recuerdo de las palabras, de las risas, de las acciones que envida nos daban los que ya cayeron. Objetos familiares dejados como herencia mientras que los recuerdos se agolpan en repetición de imágenes que inútilmente nos hacen revivir a los muertos.

¿ASÍ VAMOS A pasar la navidad?, ¿así vamos a pasar el Año Nuevo?, no, sólo la creencia en la irremediable de la muerte nos puede doblegar el espíritu (si es que existe), sólo la soledad nos puede pedir a abrirnos a la tristeza y el dolor, sólo la falta de fe en nosotros mismos nos puede hacer caer en la desesperación y de la tristeza. Debemos de tener fe, la salvedad de ella nos hará entendernos unos a otros, sólo la fe como creencia indubitable nos compartirá el cariño, el amor, la ternura entre nosotros mismos. Fe en que se encontrará el remedio, fe en que podemos sobrevivir, fe en que mi familia, tu familia, nuestra familia estará bien y con ello tener el bienestar en estas festividades.

DEBEMOS ESTAR UNIDOS, en esa unidad sentimental para querernos unos a otros no importando la raza, el credo, la posición social (o el partido político), no importa quien sea, necesitamos estar unidos y ayudarnos unos a otros buscando remediar en parte el mal que nos azota; debemos de estar unidos porque sólo así aguantaremos lo que aún falta por venir si es que falla lo que se pretende y está haciendo la ciencia. La unidad es el puntal para ayudarnos unos a otros y en esa unidad la felicidad palidece aunque sea parcial, puede ayudarnos a sobrevivir.

MIENTRAS, QUE EL Gran Arquitecto Del Universo o el ser en que finquemos nuestras creencias nos llene el corazón de esperanza para ser felices.

ANEXO ÚNICO.- Por sobre lo gris de la tristeza, fijemos la alegría en la cabeza.