/ domingo 12 de mayo de 2019

Deja tu pasado en paz


No hay que olvidar, que el pasado ya no nos pertenece

El “hubiera” no sirve de mucho, es el “ahora” la oportunidad que tenemos para enmendar nuestros errores

Si no queremos cambiar, es porque estamos apegados a nuestras falsas seguridades; nos atemoriza enfrentar un nuevo estilo de vida. Y no hemos pensado, que lo nuevo puede ser mejor

La añoranza, es una aflicción que no nos deja vivir, porque la vida es cambio, y el hombre que vive de añoranzas, se acobarda ante los cambios de la vida.

La nostalgia nada remedia, y los lamentos, son sentimientos que disminuyen las ganas de vivir.

Quien no se esfuerza por mejorar su presente, se ha quedado atrapado en el pasado y ha dejado de vivir. Y todo, porque es más seguro contar con el ayer, que aventurarse a vivir la novedad del hoy.

Los lamentos no aportan nada, afrontar es lo que importa. Pero, cuánto trabajo nos cuesta hacerle frente a lo que vendrá.

No hay que olvidar, que el pasado ya no nos pertenece. Y el “hubiera” no sirve de mucho; es el “ahora” la oportunidad que tenemos para enmendar nuestros errores.

Si no queremos cambiar, es porque estamos apegados a nuestras falsas seguridades; nos atemoriza enfrentar un nuevo estilo de vida. Y no hemos pensado, que lo nuevo puede ser mejor.

Alguien dijo: “Los cobardes siempre se refugian en el pasado, porque tienen miedo del futuro”. Y en efecto, el pasado está fijo, sin movimiento; te puede dar seguridad, pero se encuentra muerto.

El futuro es novedad, y ahí está la vida; pero los inseguros, tiene miedo de vivirla, por temor a lo desconocido.

El cobarde, prefiere vivir anclado en el pasado, que soltarse para trasformar el presente; y así, encontrarse con un mejor porvenir.

Dicen, que hay hombres que sólo tienen un pecado, y éste, tiene un nombre, se llama: MIEDO. Es el miedo a vivir, es miedo de amar y de sentirse amado; es el miedo a ser libre.

Hay quienes prefieren vivir atados, aunque tengan que pagar con sufrimiento, antes que tener el valor de ser libres.

Los que sólo viven del pasado, se han quedado sin futuro; y por lo tanto han dejado de vivir, porque el pasado ya no es vida. El pasado está fijo, ya no se mueve, ahora está muerto.

Alguien dijo: “Comprendí que lo contrario al amor es el miedo. ¡No amar es el único pecado! (Enrique Ponce de León Garciadiego, SJ).

Y en efecto, muchos de nuestros miedos son por falta de amor. Porque el que ama es capaz de hacerlo todo. El amor es el impulso que nos ayuda a vencer nuestros temores.

Y el que cree en el amor, se siente amado; y se atreve a vivir, sabiendo que siempre va a contar con alguien.


No hay que olvidar, que el pasado ya no nos pertenece

El “hubiera” no sirve de mucho, es el “ahora” la oportunidad que tenemos para enmendar nuestros errores

Si no queremos cambiar, es porque estamos apegados a nuestras falsas seguridades; nos atemoriza enfrentar un nuevo estilo de vida. Y no hemos pensado, que lo nuevo puede ser mejor

La añoranza, es una aflicción que no nos deja vivir, porque la vida es cambio, y el hombre que vive de añoranzas, se acobarda ante los cambios de la vida.

La nostalgia nada remedia, y los lamentos, son sentimientos que disminuyen las ganas de vivir.

Quien no se esfuerza por mejorar su presente, se ha quedado atrapado en el pasado y ha dejado de vivir. Y todo, porque es más seguro contar con el ayer, que aventurarse a vivir la novedad del hoy.

Los lamentos no aportan nada, afrontar es lo que importa. Pero, cuánto trabajo nos cuesta hacerle frente a lo que vendrá.

No hay que olvidar, que el pasado ya no nos pertenece. Y el “hubiera” no sirve de mucho; es el “ahora” la oportunidad que tenemos para enmendar nuestros errores.

Si no queremos cambiar, es porque estamos apegados a nuestras falsas seguridades; nos atemoriza enfrentar un nuevo estilo de vida. Y no hemos pensado, que lo nuevo puede ser mejor.

Alguien dijo: “Los cobardes siempre se refugian en el pasado, porque tienen miedo del futuro”. Y en efecto, el pasado está fijo, sin movimiento; te puede dar seguridad, pero se encuentra muerto.

El futuro es novedad, y ahí está la vida; pero los inseguros, tiene miedo de vivirla, por temor a lo desconocido.

El cobarde, prefiere vivir anclado en el pasado, que soltarse para trasformar el presente; y así, encontrarse con un mejor porvenir.

Dicen, que hay hombres que sólo tienen un pecado, y éste, tiene un nombre, se llama: MIEDO. Es el miedo a vivir, es miedo de amar y de sentirse amado; es el miedo a ser libre.

Hay quienes prefieren vivir atados, aunque tengan que pagar con sufrimiento, antes que tener el valor de ser libres.

Los que sólo viven del pasado, se han quedado sin futuro; y por lo tanto han dejado de vivir, porque el pasado ya no es vida. El pasado está fijo, ya no se mueve, ahora está muerto.

Alguien dijo: “Comprendí que lo contrario al amor es el miedo. ¡No amar es el único pecado! (Enrique Ponce de León Garciadiego, SJ).

Y en efecto, muchos de nuestros miedos son por falta de amor. Porque el que ama es capaz de hacerlo todo. El amor es el impulso que nos ayuda a vencer nuestros temores.

Y el que cree en el amor, se siente amado; y se atreve a vivir, sabiendo que siempre va a contar con alguien.