Romanos 5:20-21
Por Víctor Hugo Guel González
Es sencillo darse cuenta de que a nuestro alrededor abunda el pecado. Recientemente fuimos testigos de la inauguración de los Juegos Olímpicos, y pudimos ver con tristeza e indignación cómo se promueven ideologías que van en contra de Dios y de su Palabra, provocando que el pecado abunde.
Pero aun en medio de estos tiempos peligrosos, todavía hay esperanza. En Romanos 5:20, al final, encontramos una declaración divina que debe animarnos: “…mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia”. Hoy en día, el pecado abunda, pero también el favor de Dios sobreabunda sobre nosotros.
Ahora, como creyentes, ¿cómo debemos actuar ante esto que estamos pasando? Lo primero es no desanimarnos; hay que confiar en su Palabra y creer que Dios va a cumplir lo que Él dice. Eso debe alentar nuestra vida. En segundo lugar, no debemos ceder a la corriente de este mundo dejándonos llevar por ella; por el contrario, debemos vivir de una manera más santa, buscando hacer las cosas como Dios manda. Así se hará realidad lo que dice en Mateo 5:16: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”.
Como creyentes, podríamos pensar que, debido al pecado, cada vez es más difícil vivir para Dios y hacer su voluntad. Pero allí es donde debemos tener presente que su gracia es más abundante y que Él nos dará todo lo necesario para hacer la diferencia y resplandecer como luminares en medio de una generación maligna y perversa (Filipenses 2:15).
También debemos estar dispuestos a decirle a la gente que donde el pecado abunda, hay condenación en el infierno (Apocalipsis 21:8). Pero, por encima de esto, está el evangelio, la buena noticia, el buen mensaje que nos habla de que sobreabunda la gracia. Dios, en su grande amor, nos ha dado un remedio y una solución para que nuestra alma no se condene; y es que Cristo murió por nuestros pecados conforme a las Escrituras, fue sepultado y resucitó al tercer día conforme a las Escrituras (1 Corintios 15:3-4) para darnos salvación y vida eterna, mostrando de manera muy clara que, cuando abunda el pecado, sobreabunda la gracia. ¡Amén!