(Última parte)
En el infierno habrá tormentos, pero uno de esos tormentos serán los recuerdos sobre el pecado. Esos recuerdos no serán igual que cuando se cometió el pecado, pues cuando se cometió, se disfrutó, pero estando en el infierno lo recordarán como un pecado vil. Otra de las cosas que serán un tormento es haber oído el evangelio y haberlo rechazado. Pero el sufrimiento más grande será la ausencia de Dios, habrá un vacío eterno de Dios.
Dios no quiso el infierno para el hombre; fue creado para el diablo y sus demonios. Pero por el pecado el hombre se hizo acreedor, “por cuanto todos pecaron”. Dios es justo, nadie irá al infierno siendo inocente; pero lo triste de esta segunda muerte es que no habrá esperanza jamás, estarán eternamente allí. Entonces, en la primera muerte sí hay esperanza si aceptan a Cristo, pero en la segunda muerte ya no hay esperanza.
Por último, se nos habla de la muerte física.
Dice en Hebreos 9:27: “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran…”. Esta es una sentencia para todos los hombres, para todo ser humano. Dice en Romanos 5:12: “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”. Todos los seres humanos, por consecuencia del pecado, vamos a morir; por eso es importante pensar en cómo estamos viviendo, si es para Cristo o para el mundo. Dice la Biblia en Salmos 90:12: “Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría”. Una persona que no tiene a Cristo, una vez muerta, ya no tiene esperanza. Una persona que ya tiene a Cristo en su corazón, la muerte es la puerta al gozo eterno, pues dice la Biblia: “…ausentes del cuerpo, presentes al Señor” 2 Corintios 5:12.
En conclusión, debemos considerar estas verdades sobre la muerte y el juicio que nos espera, también reflexionar sobre nuestra relación con Dios. La Biblia nos enseña que hay esperanza en Cristo para aquellos que aún están vivos y pueden tomar una decisión consciente de aceptar su salvación. Dios, en su infinita misericordia, nos ofrece una solución a la primera muerte, la muerte espiritual. Esta separación inicial de Dios, causada por el pecado, puede ser superada por medio de la fe en Jesucristo. Él vino al mundo, vivió una vida perfecta y murió en la cruz para pagar por nuestros pecados. Pero la historia no termina ahí; Él resucitó al tercer día, venciendo la muerte y ofreciendo vida eterna a todos los que creen en Él.
La salvación es un regalo gratuito de Dios, pero requiere que respondas con fe. Romanos 10:9 dice: "Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo". Esta fe genuina implica confiar plenamente en la obra redentora de Cristo y no en nuestras propias obras. Él te ofrece una nueva vida y una relación restaurada con Él.
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