Yo sé que mi Redentor vive
Job 19 : 25 al 27
Recién acaba de pasar la llamada “Semana Santa” y esta culmina con el domingo, donde no exagero, millones de personas recordamos acerca de la “Resurrección del Señor Jesucristo”; nos gozamos y le damos gracias y gloria a Dios por causa de que Él levantó a Jesús de entre los muertos y permitió que pasados los días ascendiera al cielo y ahora está sentado a la diestra del Padre.
Ahora, en primer lugar, eso garantiza la seguridad de nuestra salvación, del perdón de pecados, de la vida eterna ya que la Escritura dice con claridad en Romanos 4:25:
“El cuál fue entregado por nuestras transgresiones y resucitado para nuestra justificación”, y qué bendición saber que al ser declarados justos delante de Dios por la justicia de Cristo, tenemos paz para con Dios y por su resurrección, la vida eterna es una realidad.
Por la Resurrección de Cristo también podemos ver lo que dice Job 19:25 al 27 que dice:
“Yo sé que mi Redentor vive, al fin se levantará sobre el polvo; y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios; al cual veré por mí mismo, y mis ojos lo verán, y no otro, aunque mi corazón desfallece dentro de mí”.
Aquí Job de manera profética, es decir, de manera anticipada, esta hablando acerca de la Resurrección de Jesús, pues dice que:
“Al fin se levantará del polvo” que es exactamente lo que sucedió cuando Jesús resucitó y se levantó de entre los muertos; Job afirma a su Redentor, quien también le da su propia redención y le podrá ver cara a cara; esta es la esperanza bienaventurada que tiene todo cristiano.
Job termina diciendo: “Aunque mi corazón desfallece dentro de mí”, porque Job estaba pasando tiempos de adversidad, pues perdió todas sus posesiones, hijos, salud y además su propia esposa le dijo:
“¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios y muérete”, mas sin embargo él contestó:
“Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado.
¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios”.
Uno pudiera preguntarse
¿Qué es lo que sostuvo a Job?
¿Qué es lo que permitió a este hombre seguir adelante a pesar de todo el sufrimiento y desgracia que enfrentó?.
Definitivamente la confianza de saber que su Redentor estaba vivo, la esperanza bienaventurada que después de desecha su piel, él tendría la dicha increíble y maravillosa de ver a Dios, de ver a su Redentor y de morar con el por la eternidad; es decir, pase lo que pase, venga lo que venga al cristiano, al hijo de Dios le espera un final feliz; ahora, Dios es tan bueno que aun en esta vida, Dios bendijo y prosperó a Job, pues dice Job 42:12a.
“Y bendijo Jehová el postrer estado de Job más que el primero”.
Que el Señor nos ayude a vivir confiando en esta preciosa verdad sabiendo que: “Nuestro Redentor vive” ¡Amén!
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