/ sábado 16 de abril de 2022

Cristo es la respuesta

Dios mío, Dios mío. ¿Por qué me has desamparado?

Muy a propósito de lo que conocemos como “La Semana Santa”, quisiera recordar una de las frases que el Señor Jesucristo dijo estando en la cruz del calvario.


En Mateo 27:46 dice: “Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama Sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” Cuando tengo la oportunidad de hablar con gente de Cristo para presentarles el evangelio, siempre pregunto si ellos creen que realmente el Padre desamparó al Hijo estando en la cruz del calvario, a lo cual la mayoría de la gente me dice que no; entonces yo les hago otra pregunta y les digo entonces, ¿Cristo murió y dijo algo que no sucedió?; otros me han llegado a comentar que lo que pasó es que Cristo sintió que el Padre lo desamparó por su dolor, su agonía, su desesperación, pero en realidad el Padre no lo desamparó. Lo cierto es que Cristo dijo exactamente lo que sucedió, y quisiera que entendiendo esta preciosa verdad, nuestros corazones sean afirmados en la Palabra de Dios.

Para empezar, hay que tomar en cuenta que uno los atributos que definen el carácter de Dios, es la “santidad”, es decir “apartado de pecado”, de maldad, de mundanalidad. Tengamos presente que en la cruz del calvario, Jesús tomó todos nuestros pecados pasados, presentes y futuros y pagó por ellos, y aunque el Padre sabía que los pecados no eran del Hijo (porque Cristo fue sin pecado y no se halló engaño en su boca. 1 Pedro 2:22), sino que llevó los pecados de todos nosotros, eso provocó que el Padre lo desamparará. Estoy convencido que el dolor más grande que Jesús enfrentó en la cruz, no fueron los clavos, los latigazos, la corona de espinas o que le abofetearan y lo desnudaran; sino fue que el Padre lo había desamparado.

Si la historia hubiera terminado allí, en que el Hijo fue desamparado por el Padre, fuera una historia triste de derrota y fracaso; sin embargo, ¡gloria a Dios! no fue así, el Señor Jesús murió, pero al tercer día resucitó y pasados los días ascendió al cielo, y hoy en día está sentado a la diestra del Padre. Todo esto nos deja muy claro el hecho de que la comunión entre el Padre y el Hijo se restauró, quiere decir que el sacrificio de Cristo fue algo que Dios aceptó y llegó a su presencia como una ofrenda de olor grato, y se cumplió lo que dice en Isaías 53:11 “Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos.”

Creo firmemente que esta frase encierra en forma clara y contundente, que lo que hizo Cristo por nosotros en la cruz del calvario es suficiente para darnos salvación, perdón de pecados y vida eterna. En esta semana decida recibir a Cristo como su Salvador. ¡Amén!

Iglesia Bíblica Bautista de San Luis Potosí.

Calle Nube #560, colonia Garita de Jalisco.

Teléfono: 841-5387

Horarios: 10:00 A.M. 12:00 P.M. y 6:00 P.M. Miércoles 6:00 P.M.

Dios mío, Dios mío. ¿Por qué me has desamparado?

Muy a propósito de lo que conocemos como “La Semana Santa”, quisiera recordar una de las frases que el Señor Jesucristo dijo estando en la cruz del calvario.


En Mateo 27:46 dice: “Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama Sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” Cuando tengo la oportunidad de hablar con gente de Cristo para presentarles el evangelio, siempre pregunto si ellos creen que realmente el Padre desamparó al Hijo estando en la cruz del calvario, a lo cual la mayoría de la gente me dice que no; entonces yo les hago otra pregunta y les digo entonces, ¿Cristo murió y dijo algo que no sucedió?; otros me han llegado a comentar que lo que pasó es que Cristo sintió que el Padre lo desamparó por su dolor, su agonía, su desesperación, pero en realidad el Padre no lo desamparó. Lo cierto es que Cristo dijo exactamente lo que sucedió, y quisiera que entendiendo esta preciosa verdad, nuestros corazones sean afirmados en la Palabra de Dios.

Para empezar, hay que tomar en cuenta que uno los atributos que definen el carácter de Dios, es la “santidad”, es decir “apartado de pecado”, de maldad, de mundanalidad. Tengamos presente que en la cruz del calvario, Jesús tomó todos nuestros pecados pasados, presentes y futuros y pagó por ellos, y aunque el Padre sabía que los pecados no eran del Hijo (porque Cristo fue sin pecado y no se halló engaño en su boca. 1 Pedro 2:22), sino que llevó los pecados de todos nosotros, eso provocó que el Padre lo desamparará. Estoy convencido que el dolor más grande que Jesús enfrentó en la cruz, no fueron los clavos, los latigazos, la corona de espinas o que le abofetearan y lo desnudaran; sino fue que el Padre lo había desamparado.

Si la historia hubiera terminado allí, en que el Hijo fue desamparado por el Padre, fuera una historia triste de derrota y fracaso; sin embargo, ¡gloria a Dios! no fue así, el Señor Jesús murió, pero al tercer día resucitó y pasados los días ascendió al cielo, y hoy en día está sentado a la diestra del Padre. Todo esto nos deja muy claro el hecho de que la comunión entre el Padre y el Hijo se restauró, quiere decir que el sacrificio de Cristo fue algo que Dios aceptó y llegó a su presencia como una ofrenda de olor grato, y se cumplió lo que dice en Isaías 53:11 “Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos.”

Creo firmemente que esta frase encierra en forma clara y contundente, que lo que hizo Cristo por nosotros en la cruz del calvario es suficiente para darnos salvación, perdón de pecados y vida eterna. En esta semana decida recibir a Cristo como su Salvador. ¡Amén!

Iglesia Bíblica Bautista de San Luis Potosí.

Calle Nube #560, colonia Garita de Jalisco.

Teléfono: 841-5387

Horarios: 10:00 A.M. 12:00 P.M. y 6:00 P.M. Miércoles 6:00 P.M.