/ viernes 21 de enero de 2022

Cristo es la respuesta


¿Qué hacer cuando Dios no hace lo que esperamos?

Daniel 3:1-30

En el capítulo 3 del Libro de Daniel, encontramos una historia donde tres varones llamados Sadrac, Mesac y Abed-Nego, quienes eran judíos y habían sido llevados como prisioneros a Babilonia para ser siervos del rey.

Ellos decidieron no postrarse ante una estatua de oro, la cual el rey Nabucodonosor había hecho; el mandato era que todo hombre al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música se postraran y adoraran, y el que no lo hiciera sería echado dentro de un horno de fuego ardiendo; cuando el rey se enteró de la decisión de estos tres hombres de no postrarse, , los llamó para preguntarles acerca de esto, y lo que ellos dieron por respuesta, es lo que deseo compartir en este artículo.

En Daniel 3:16 al 18 dice: “Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron y dijeron al rey Nabucodonosor: No necesitamos darte una respuesta acerca de este asunto. Ciertamente nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiente; y de tu mano, oh rey, nos librará. y si no, has de saber, oh rey, que no serviremos a tus dioses ni adoraremos la estatua de oro que has levantado”.

Primeramente, ellos le dicen al rey, que el Dios a quien ellos sirven les podía librar del horno de fuego ardiendo y de su mano también les libraría, que, por cierto fue lo que sucedió, que aunque fueron al horno de fuego, estando ahí, Dios los libró y sus vidas fueron preservadas de tal manera, que aun ni sus cabellos se quemaron y sus ropas, ni olor a fuego tenían; pero ellos también dijeron: “Y si no”, es decir, si no aconteciera lo que esperaban de parte de Dios, que no fueran librados y que fueran muertos en el horno, todavía serían fieles a Dios; todavía estarían con la firme convicción de no servir a sus dioses, ni tampoco adorar la estatua que había levantado.

La reflexión es la siguiente, cuántos de nosotros estamos dispuestos y solícitos para servir a Dios para adorarle cuando en nuestras vidas Él hace o lleva a cabo aquello que nosotros esperamos que haga, claro, eso anima, eso nos inspira y motiva a seguir adelante; pero, ¿si no hace lo que esperábamos?, y ¿si no sucede lo que nosotros pensábamos?, ¿cuál es nuestra reacción? La de Sadrac, Mesac y Abed-Nego que se mantuvieron firmes y adelante con su decisión, o permitimos que el desánimo, la tristeza, el dolor nos controlen y nos echamos para atrás.

La verdad es que Dios en ocasiones, si lleva a cabo eso que esperamos que Él haga, y gloria al Señor por ello; pero otras veces no va a suceder, es más, en ocasiones enfrentaremos la ruda realidad, toparemos con pared, y claro habrá desilusión, decepción, pero finalmente, ¿cómo vamos a responder? Dios quiera que nuestra reacción sea como esos tres varones, seguir firmes en nuestra convicción de confiar, servir y adorar solo a Dios.

Iglesia Bíblica Bautista de San Luis Potosí.

Calle Nube #560, Colonia Garita de Jalisco

Teléfono: 444-841-5387

Horarios: Domingo: 10:00 A.M. 12:00 P.M. Y 6:00 P.M.


¿Qué hacer cuando Dios no hace lo que esperamos?

Daniel 3:1-30

En el capítulo 3 del Libro de Daniel, encontramos una historia donde tres varones llamados Sadrac, Mesac y Abed-Nego, quienes eran judíos y habían sido llevados como prisioneros a Babilonia para ser siervos del rey.

Ellos decidieron no postrarse ante una estatua de oro, la cual el rey Nabucodonosor había hecho; el mandato era que todo hombre al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música se postraran y adoraran, y el que no lo hiciera sería echado dentro de un horno de fuego ardiendo; cuando el rey se enteró de la decisión de estos tres hombres de no postrarse, , los llamó para preguntarles acerca de esto, y lo que ellos dieron por respuesta, es lo que deseo compartir en este artículo.

En Daniel 3:16 al 18 dice: “Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron y dijeron al rey Nabucodonosor: No necesitamos darte una respuesta acerca de este asunto. Ciertamente nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiente; y de tu mano, oh rey, nos librará. y si no, has de saber, oh rey, que no serviremos a tus dioses ni adoraremos la estatua de oro que has levantado”.

Primeramente, ellos le dicen al rey, que el Dios a quien ellos sirven les podía librar del horno de fuego ardiendo y de su mano también les libraría, que, por cierto fue lo que sucedió, que aunque fueron al horno de fuego, estando ahí, Dios los libró y sus vidas fueron preservadas de tal manera, que aun ni sus cabellos se quemaron y sus ropas, ni olor a fuego tenían; pero ellos también dijeron: “Y si no”, es decir, si no aconteciera lo que esperaban de parte de Dios, que no fueran librados y que fueran muertos en el horno, todavía serían fieles a Dios; todavía estarían con la firme convicción de no servir a sus dioses, ni tampoco adorar la estatua que había levantado.

La reflexión es la siguiente, cuántos de nosotros estamos dispuestos y solícitos para servir a Dios para adorarle cuando en nuestras vidas Él hace o lleva a cabo aquello que nosotros esperamos que haga, claro, eso anima, eso nos inspira y motiva a seguir adelante; pero, ¿si no hace lo que esperábamos?, y ¿si no sucede lo que nosotros pensábamos?, ¿cuál es nuestra reacción? La de Sadrac, Mesac y Abed-Nego que se mantuvieron firmes y adelante con su decisión, o permitimos que el desánimo, la tristeza, el dolor nos controlen y nos echamos para atrás.

La verdad es que Dios en ocasiones, si lleva a cabo eso que esperamos que Él haga, y gloria al Señor por ello; pero otras veces no va a suceder, es más, en ocasiones enfrentaremos la ruda realidad, toparemos con pared, y claro habrá desilusión, decepción, pero finalmente, ¿cómo vamos a responder? Dios quiera que nuestra reacción sea como esos tres varones, seguir firmes en nuestra convicción de confiar, servir y adorar solo a Dios.

Iglesia Bíblica Bautista de San Luis Potosí.

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