/ jueves 13 de agosto de 2020

¡Cristo es la Respuesta!

Abriendo nuestros ojos espirituales

En 2 Reyes 6:8 al 23 vemos cómo el rey de Siria mando un ejército ara aprisionar a Eliseo, y dice el versículo 14 al 17: “Entonces envió el rey allá gente de a caballo, y carros, y un gran ejército, los cuales vinieron de noche, y sitiaron la ciudad. Y se levantó de mañana y salió el que servía al varón de Dios, y he aquí el ejercito que tenía sitiada la ciudad, con gente de a caballo y carros. Entonces su criado dijo: ¡Ah, señor mío! ¿qué haremos? Él le dijo: No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos. Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuegos alrededor de Eliseo.”

Lo primero que deseo mencionar es que la adversidad vendrá a nuestras vidas, así como sucedió en la vida de Eliseo; a veces cuando menos lo esperamos y lo pensamos. Todavía recuerdo a comienzo de año las noticias acerca de un virus en China que ya lleva seis meses causando estragos en nuestro país, nunca lo hubiéramos pensado e imaginado. Y es mejor ver las cosas de la manera que Dios quiere, o de lo contrario la adversidad terminará destruyéndonos en todos los sentidos.

En el pasaje vemos como el criado de Eliseo dice: “¡Oh, señor mío! ¿qué haremos?, a lo cual Eliseo le dijo: No tengas miedo.” Ahora, el sentir del criado estaba completamente justificado, pero es por medio de que Dios abre nuestros ojos que esos sentimientos y emociones serán cambiados, por lo que el Señor nos mostrara, ya que Eliseo le dice a su siervo: “Porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos.” Por cierto, al ser abiertos nuestros ojos espirituales, nos daremos cuenta que en toda adversidad Dios obra a nuestro favor; pues fue que al ser abiertos los ojos del criado, se dio cuenta que el monte estaba lleno de gente de a caballo y carros de fuego alrededor de Eliseo. Al comienzo del versículo 17, dice: “Y oró Eliseo” y es que hay que tener presente a lo menos en este pasaje que es en oración a Dios que nuestros ojos espirituales serán abiertos; esa debe ser una oración constante y continua, en todo tiempo, pero especialmente en tiempos de adversidad como los que estamos viviendo. Que el Señor nos permita ver las cosas como Él quiere que las veamos, que nuestro ruego sea como el del salmista en cuanto a su palabra: ¡Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley!

Finalmente, el pasaje nos dice que Eliseo pide a Jehová que abra sus ojos para que vea, entonces Jehová abrió los ojos del criado y miró. Es a Dios a quien debemos pedir que abra nuestros ojos, él es el único que puede hacerlo, no hay otra manera, no hay otra forma que esto pueda suceder. Lo cierto que en estos últimos meses hemos enfrentado pruebas, quebrantos, pérdidas, incertidumbre, dolor y todo lo que ha hecho la diferencia, ha sido que Dios ha abierto nuestros ojos espirituales y nos ha permitido ver las cosas como Él quiere que las veamos.

Abriendo nuestros ojos espirituales

En 2 Reyes 6:8 al 23 vemos cómo el rey de Siria mando un ejército ara aprisionar a Eliseo, y dice el versículo 14 al 17: “Entonces envió el rey allá gente de a caballo, y carros, y un gran ejército, los cuales vinieron de noche, y sitiaron la ciudad. Y se levantó de mañana y salió el que servía al varón de Dios, y he aquí el ejercito que tenía sitiada la ciudad, con gente de a caballo y carros. Entonces su criado dijo: ¡Ah, señor mío! ¿qué haremos? Él le dijo: No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos. Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuegos alrededor de Eliseo.”

Lo primero que deseo mencionar es que la adversidad vendrá a nuestras vidas, así como sucedió en la vida de Eliseo; a veces cuando menos lo esperamos y lo pensamos. Todavía recuerdo a comienzo de año las noticias acerca de un virus en China que ya lleva seis meses causando estragos en nuestro país, nunca lo hubiéramos pensado e imaginado. Y es mejor ver las cosas de la manera que Dios quiere, o de lo contrario la adversidad terminará destruyéndonos en todos los sentidos.

En el pasaje vemos como el criado de Eliseo dice: “¡Oh, señor mío! ¿qué haremos?, a lo cual Eliseo le dijo: No tengas miedo.” Ahora, el sentir del criado estaba completamente justificado, pero es por medio de que Dios abre nuestros ojos que esos sentimientos y emociones serán cambiados, por lo que el Señor nos mostrara, ya que Eliseo le dice a su siervo: “Porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos.” Por cierto, al ser abiertos nuestros ojos espirituales, nos daremos cuenta que en toda adversidad Dios obra a nuestro favor; pues fue que al ser abiertos los ojos del criado, se dio cuenta que el monte estaba lleno de gente de a caballo y carros de fuego alrededor de Eliseo. Al comienzo del versículo 17, dice: “Y oró Eliseo” y es que hay que tener presente a lo menos en este pasaje que es en oración a Dios que nuestros ojos espirituales serán abiertos; esa debe ser una oración constante y continua, en todo tiempo, pero especialmente en tiempos de adversidad como los que estamos viviendo. Que el Señor nos permita ver las cosas como Él quiere que las veamos, que nuestro ruego sea como el del salmista en cuanto a su palabra: ¡Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley!

Finalmente, el pasaje nos dice que Eliseo pide a Jehová que abra sus ojos para que vea, entonces Jehová abrió los ojos del criado y miró. Es a Dios a quien debemos pedir que abra nuestros ojos, él es el único que puede hacerlo, no hay otra manera, no hay otra forma que esto pueda suceder. Lo cierto que en estos últimos meses hemos enfrentado pruebas, quebrantos, pérdidas, incertidumbre, dolor y todo lo que ha hecho la diferencia, ha sido que Dios ha abierto nuestros ojos espirituales y nos ha permitido ver las cosas como Él quiere que las veamos.