La soberanía de Dios
1 Samuel 6: 1 al 9
Por Víctor Hugo Guel González
Hace tiempo escuche una frase que creo que es muy cierta, y decía que cuando leemos la Biblia, no solo necesitamos conocer por medio de ella la Palabra de Dios, pero principalmente, conocer al Dios de la palabra; es decir, que sepamos como es Dios, su carácter, sus atributos, como es Él; y una de las cualidades y características de Dios es su soberanía.
Ahora, yo sé que es difícil entender estas cosas; pero todavía, por cuanto la Palabra de Dios lo enseña, es algo que aunque del todo no entendemos, todavía debemos creerlo y aceptarlo como la verdad; y es que la soberanía de Dios, debe llevarnos a entender que en realidad no hay casualidades, no hay destinos, no hay suerte, no hay coincidencias; por encima de estas cosas esta la soberanía del Señor; es decir, Él tiene la última palabra. Por ejemplo, en Proverbios 16: 33 dice: “La suerte se echa en el regazo; mas Jehová es la decisión de ella.” Con versículos como estos, debemos de llegar al entendimiento, “que por encima de la suerte esta lo que Jehová determina”. Yo sé que esto choca en nuestra lógica, va más allá de nuestra comprensión, pero la Biblia así lo dice y hay que creerlo.
Hay varios relatos bíblicos que corroboran y confirman esto. En 1 Samuel 6: 1 al 9, se dice acerca de cómo los filisteos devuelven el arca, después de haberla capturado y haber sufrido las consecuencias de la dura mano de Dios sobre ellos y sobre su dios Dagón.Finalmente después de siete meses deciden devolver el arca recibiendo el consejo de sus sacerdotes y adivinos, hacen lo siguiente; en un carro nuevo, tomaron dos vacas que estaban criando, y no se había puesto yugo sobre ellas, a las cuales separaron de sus becerros; y luego tomaron el arca y la pusieron sobre el carro y dejaron que se fuera, y observaron qué camino habría de tomar, e instruidos por los sacerdotes y adivinos poner atención, ya que si subía por el camino de la tierra a Bet-semes, Dios había hecho este mal tan grande, y si no, sabrían que no es su mano la que los había herido, sino que esto ocurrió por accidente.El planteamiento era muy claro, ellos querían estar seguros de que lo que les estaba pasando, venía o no venía de Dios, y se aseguraron haciendo todo lo humanamente posible para que finalmente las vacas no se fueran por el camino de Betsemes, y atribuir lo que estaba pasando, a la suerte, al destino, a una coincidencia, o a una casualidad, a un accidente; todo menos a Dios. Lo lógico era que las vacas se regresaran con sus becerros, pues estaban criando, lo lógico era que no se dejaran poner el yugo, pues no eran vacas de trabajo, y si lograban ponérselos, seguramente buscaría sacudírselo, quitárselo, o no avanzar, o tal vez caminar por corto tiempo y luego detenerse o desviarse, más sin embargo, la Biblia dice que las vacas se encaminaron por el camino de Betsemes y seguían camino recto, andando y bramando sin apartarse a la derecha ni a la izquierda, de tal forma que a todo mundo le quedó bien claro, que esto no fue un accidente, de que hay un Dios soberano que tiene control sobre nuestras vidas.
Que el Señor nos permita vivir tomando en cuenta esta gran verdad, acerca de la soberanía de Dios.
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