/ jueves 24 de mayo de 2018

¡Cristo es la Respuesta!

El precio que estamos dispuestos a pagar

1 Reyes 16:34


La Biblia en 1 de Reyes 16:34 dice: “En su tiempo Hiel de Bet-el reedificó a Jericó. A precio de la vida de Abiram su primogénito echó el cimiento, y a precio de la vida de Segub su hijo menor puso sus puertas, conforme a la palabra que Jehová había hablado por Josué hijo de Nún.”


Antes de entrar de lleno en la aplicación, de este pasaje, en Josué 6:26, dice que en el tiempo que Josué junto con el pueblo llevaron a cabo la toma de Jericó, él dio un juramento diciendo: “Maldito delante de Jehová el hombre que se levantare y reedificare esta ciudad de Jericó, sobre su primogénito eche los cimientos de ella, y sobre su hijo menor asiente sus puertas.” Y tiempo después, un hombre llamado Hiel de Bet-el fue quien llevó a cabo dicha maldición, pues reedifico Jericó, y a precio de la vida de Abiram su primogénito, echó el cimiento, y a precio de la vida de Segub su hijo menor, puso las puertas en cumplimiento de la ya mencionada maldición.


La verdad es que no entiendo del todo lo que este versículo significa; pero una cosa sé, y me queda muy clara, en mi caso como padre de tres hijas, ellas son mi tesoro, son de valor incalculable; y como papá, de ninguna manera estaría dispuesto de sacrificar la vida de alguna de ellas, por algo tan fuera de lugar como la reedificación de una ciudad; pero este hombre, sí lo llevó a cabo, algo terrible e inexplicable, pero sucedió. Imagino que aquella construcción quedó imponente y seguramente la gente quedaba impresionada. La cosa es que es lógico pensar que después de los halagos, venían las preguntas como: Hiel, ¿En cuánto te salieron los cimientos? Y ¿En cuánto te salieron las puertas? Imagino que antes de contestar este hombre tragaba saliva, y decía: Bueno, pues, si salieron a un precio muy alto. Y la gente decía: “Sí, pero ¿cuál fue el precio? A lo cual poniéndome en lugar de ese hombre, volvería a tragar saliva, con mis ojos rasados a punto de derramarse una lágrima y con voz entrecortada, diría: Los cimientos fue a precio de la vida de Abiram, mi primogénito y las puertas a precio de la vida de Segub mi hijo menor.


Yo tengo a mi hija mayor y menor, y nada más de pensar en ellas, en la situación de este hombre, mi corazón se quebranta; creo que la mayor de las desgracias que un padre pudiera enfrentar, será sacrificar la vida de sus hijos, ya sea por su trabajo, por su bienestar personal, por un beneficio económico, un mejor carro, una mejor casa. No me malinterprete, no estoy en contra de estas cosas, pero estoy plenamente convencido, que lo más valioso que un ser humano tiene, es su familia, son sus hijos, por encima de todo lo demás.


Oh, que Dios nos dé sabiduría, el discernimiento que si algo es importante para Dios y debe serlo para nosotros, debe ser nuestros hijos y que sus vidas cuenten para Él.


Iglesia Bíblica Bautista

Calle Nube 560, Colonia Garita de Jalisco. Tel. 841-5387 www.ibbslp.org.mx

Horario. Domingo 10:00 A.M.y 12:00 P.M. 6:00PM; Miércoles 7:00 P.M.

El precio que estamos dispuestos a pagar

1 Reyes 16:34


La Biblia en 1 de Reyes 16:34 dice: “En su tiempo Hiel de Bet-el reedificó a Jericó. A precio de la vida de Abiram su primogénito echó el cimiento, y a precio de la vida de Segub su hijo menor puso sus puertas, conforme a la palabra que Jehová había hablado por Josué hijo de Nún.”


Antes de entrar de lleno en la aplicación, de este pasaje, en Josué 6:26, dice que en el tiempo que Josué junto con el pueblo llevaron a cabo la toma de Jericó, él dio un juramento diciendo: “Maldito delante de Jehová el hombre que se levantare y reedificare esta ciudad de Jericó, sobre su primogénito eche los cimientos de ella, y sobre su hijo menor asiente sus puertas.” Y tiempo después, un hombre llamado Hiel de Bet-el fue quien llevó a cabo dicha maldición, pues reedifico Jericó, y a precio de la vida de Abiram su primogénito, echó el cimiento, y a precio de la vida de Segub su hijo menor, puso las puertas en cumplimiento de la ya mencionada maldición.


La verdad es que no entiendo del todo lo que este versículo significa; pero una cosa sé, y me queda muy clara, en mi caso como padre de tres hijas, ellas son mi tesoro, son de valor incalculable; y como papá, de ninguna manera estaría dispuesto de sacrificar la vida de alguna de ellas, por algo tan fuera de lugar como la reedificación de una ciudad; pero este hombre, sí lo llevó a cabo, algo terrible e inexplicable, pero sucedió. Imagino que aquella construcción quedó imponente y seguramente la gente quedaba impresionada. La cosa es que es lógico pensar que después de los halagos, venían las preguntas como: Hiel, ¿En cuánto te salieron los cimientos? Y ¿En cuánto te salieron las puertas? Imagino que antes de contestar este hombre tragaba saliva, y decía: Bueno, pues, si salieron a un precio muy alto. Y la gente decía: “Sí, pero ¿cuál fue el precio? A lo cual poniéndome en lugar de ese hombre, volvería a tragar saliva, con mis ojos rasados a punto de derramarse una lágrima y con voz entrecortada, diría: Los cimientos fue a precio de la vida de Abiram, mi primogénito y las puertas a precio de la vida de Segub mi hijo menor.


Yo tengo a mi hija mayor y menor, y nada más de pensar en ellas, en la situación de este hombre, mi corazón se quebranta; creo que la mayor de las desgracias que un padre pudiera enfrentar, será sacrificar la vida de sus hijos, ya sea por su trabajo, por su bienestar personal, por un beneficio económico, un mejor carro, una mejor casa. No me malinterprete, no estoy en contra de estas cosas, pero estoy plenamente convencido, que lo más valioso que un ser humano tiene, es su familia, son sus hijos, por encima de todo lo demás.


Oh, que Dios nos dé sabiduría, el discernimiento que si algo es importante para Dios y debe serlo para nosotros, debe ser nuestros hijos y que sus vidas cuenten para Él.


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Calle Nube 560, Colonia Garita de Jalisco. Tel. 841-5387 www.ibbslp.org.mx

Horario. Domingo 10:00 A.M.y 12:00 P.M. 6:00PM; Miércoles 7:00 P.M.