¡En el calvario!
“Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí; y Jesús dijo: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”.
Y cuando era como la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra, y el sol se oscureció. Entonces Jesús clamando a gran voz, dijo: en tus manos encomiendo mi Espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró”, según Lucas 23:33-46 de la Biblia.
Cristo Jesús así había dado su Vida a favor de toda la humanidad para rescatarnos del pecado, implorando al Padre Eterno el perdón que definitivamente necesitamos, para lo cual debemos ir a Cristo para introducirlo a nuestro corazón espiritual, según Apocalipsis 3:20.
En efecto, si de esta manera, acudimos ante Cristo arrepentidos, pidiéndole nos perdone todo pecado, El, entonces, nos limpia de toda maldad, y nos salva del castigo del infierno para llevarnos al gozo y felicidad del Cielo de Dios, según Romanos 5:1-11.
Jesús que es la Cruz, nos sigue hablando para ir en pos de su Salvación y Vida Eterna, porque luego de su Muerte, Resucita para estar siempre con sus creyentes a quienes ama por sobre todo lo creado, y así estar en El en su Crucifixión, Muerte, Resurrección y Vida por Siempre que El nos regala al recibirlo como Salvador, porque con su Sangre Preciosa nos limpia, reconcilia y justifica ante Dios Padre quien nos hace sus hijos, según Juan 1:12, y nos hace templos del Espíritu Santo, según 1 Corintios 3:16.
Por lo tanto, conmemoramos la Muerte de Cristo, entendiendo que El entregó su Cuerpo Humano Divino Precioso que le formó Dios Espíritu Santo, humillándose a Sí mismo, haciéndose obediente a la Santa Trinidad, hasta llegar a la Muerte de cruz, precisamente, por sus creyentes que le reciben como Único Salvador.
Por lo cual, también Dios Padre exaltó a Dios Jesús según Filipenses 2:8-11, y nos faculta para afirmar triunfantes: “Con Cristo estoy juntamente crucificado”, según Gálatas 2:20.
Estimado Lector: en este Viernes de la Conmemoración de su Muerte, te invita Cristo a aceptarlo como tu Salvador, con sólo decirle: “Jesús, Señor mío y Dios mío, ¡SALVAME!, me arrepiento ante Ti de mis pecados, perdóname, y límpiame con tu Sangre Divina derramada en la cruz del Calvario, creo en Ti y te recibo como Unico, Suficiente y Perfecto Salvador Personal”.
Dios los bendiga, y si El permite continuaremos el viernes siguiente. Mi teléfono: 444-815-39-73.