¡Camino al Calvario!
DIOS CRISTO JESÚS, en el evangelio de San Lucas 4:1-22 de la Biblia, en su Camino hacia el Calvario, luego de estar sin comer cuarenta días en el desierto, se fue triunfante a Galilea, difundiéndose su fama por todos los alrededores.
Cristo avanzó así, en su ruta al Sacrificio en la cruz, luego de haber vencido a Satanás quien trató de tentarlo en tres ocasiones, sin lograrlo.
Cristo Jesús prosiguió en su itinerario trazado, predicando su mensaje de Salvación y Vida Eterna en las sinagogas y era glorificado por todos, y llegando a Nazaret entró al templo judío, levantándose a leer en el libro del profeta Isaías lo siguiente: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor", según Lucas 4:14-19.
Cristo, asimismo, aquí ahora, nos predica, llamándonos a ser salvos en El, para entrar a su Cielo Divino, porque su palabra divina permanece para siempre, según 1 Pedro 1:25, porque a causa de nuestros pecados somos: “pobres, quebrantados, cautivos, ciegos, y oprimidos”, por cuanto todos hemos pecado, según Romanos 3:10 y 23, y nos invita Jesús, para abandonar toda maldad, y tener sus buenas nuevas, su salud, su libertad, y su vista, en sus santas cosas divinas espirituales que significan Salvación y Vida Eterna, según Juan 3:16.
Porque de tal manera, nos ama Dios como sus criaturas humanas, por sobre todo lo creado, que nos da a Cristo Crucificado, para que todo aquel que en El cree, no se pierda en el infierno, mas tenga vida eterna feliz y gozosa con Jesús, quien a cada uno de sus creyentes que lo recibe arrepentido de sus pecados, les perdona toda maldad para entrar al Cielo de Dios.
Estimado Lector: Cristo te invita en este tiempo de preparación para conmemorar su Sacrificio, a recibirlo como tu Salvador, con sólo decirle: “Jesús, Señor mío y Dios mío, ¡SALVAME! me arrepiento ante Ti de mis pecados, perdóname, y límpiame con tu Sangre Divina derramada en el Calvario, creo en Ti y te recibo como Único, Suficiente y Perfecto Salvador Personal”.