VIVIR EN LA VIDA PERFECTA
DIOS EL PADRE CELESTIAL, nos habla en Gálatas 2:20 de la Biblia para que plenamente convencidos, aceptemos afirmar lo siguiente: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”.
Lo anterior, si bien le fue inspirado por Dios al apóstol San Pablo unos 30 años después del sacrificio de Cristo, ello tiene plena vigencia para todos nosotros aquí ahora, porque la palabra de Dios permanece para siempre, según 1 Pedro 1:25.
Por lo tanto, Dios nos invita a estar en contacto con Cristo crucificado, para ya no vivir humanamente en el pecado, sino para vivir en la Espiritualidad y Divinidad de Jesús.
Por ende, el anterior privilegio Dios nos lo obsequia, cuando arrepentidos de nuestros pecados ante Jesús, recibimos a este Señor Divino como Unico Salvador Personal, según Juan 3:16, y entonces Dios produce, además, el grandioso acontecimiento de ser crucificados para vivir juntamente con Cristo, y ya no vivir en el pecado, sino vivir creyendo en Jesús, quien por Amor se entregó en el Calvario, por cada creyente suyo.
La precedente Verdad de Vida Divina Perfecta, está, por ende, a nuestro alcance, para dejar atrás el pecado y mundo de maldad, para lo cual basta permitir entrar a Cristo en nuestro corazón espiritual, según Apocalipsis 3:20, creyendo en El, y permitiéndole, así, que nos constituya como personas nacidas de nuevo en sus santas cosas, según Juan 3:3, para obtener el gozo y felicidad a su lado en el Cielo, creyendo en El por haber pagado con todo su Amor por nuestros pecados y maldades, porque sólo en Jesús hay Salvación, según Hechos 4:12.
Estimado Lector: eres muy distinguido y apreciado por Cristo quien quiere que tengas su Vida Divina Perfecta y para ello sólo necesitas decirle: “Mi Señor Dios Cristo, ¡SALVAME!, me arrepiento ante Ti de mis pecados, perdóname y límpiame con tu Sangre Divina derramada en la cruz del Calvario, creo en Ti y te recibo como Unico, Suficiente y Perfecto Salvador Personal”.
Muchas gracias, que Dios los bendiga ricamente, y si el permite continuaremos el viernes siguiente. Mi teléfono a sus órdenes es el 815-39-73.