¡La muerte y la resurrección!
DIOS EL PADRE ETERNO en Isaías 52:14 del Antiguo Testamento de la Biblia
Nos habla unos 700 años antes de que su Siervo Jesucristo viniese a este planeta, de cómo este Hijo divino suyo al ser llevado a la cruz del Calvario, su cuerpo sería desfigurado, de manera que ya no tendría forma humana por el trato brutal, el castigo, el martirio, los golpes, las heridas y la propia crucifixión terrorífica de que fue objeto, que lo llevó a la muerte física, para luego resucitar.
Sin embargo, ya desde el inicio de la Biblia, en Génesis 3:15, Dios mismo nos habla de la Simiente Jesús, quien no sólo llevaría sobre Sí el castigo antes mencionado que le propinó su pueblo judío, sino también el castigo que llevaría sobre Sí este Jesús como Salvador de sus creyentes de todos los tiempos, arrepentidos ante El, supliéndoles las penas del fuego del infierno al perdonarles sus pecados, para llevarlos a su Cielo Divino, según Juan 3:16.
En efecto, Dios Cristo el Señor, resucitó luego de tan terrorífica crucifixión y castigo a favor de sus creyentes salvos, a quienes limpia y restaura para Dios, salvándolos del infierno, asestando con ello Jesús, a la serpiente Satanás herida mortal definitiva en su cabeza, para hacer libres del pecado a estos seguidores conversos a Cristo, para que vuelvan a nacer y vivir espiritualmente en Dios, según Juan 3:3. Por lo tanto, sólo Jesús puede rescatarnos del pecado, según Romanos 3:10, 23-24, porque Dios, quien nos ama por sobre todo lo creado, nos da al Siervo Sufriente y Triunfante Jesús, Crucificado, Muerto y Resucitado, para que todo aquel que en Él cree, no caiga en el castigo del infierno, sino que entre al gozo del Cielo, quien nos prosperará, engrandecerá y exaltará espiritualmente según Isaías 52:13-14.
Estimado Lector: eres muy distinguido y apreciado, por Dios Cristo quien te llama a estar en su Sacrificio, Muerte y Resurrección, con sólo decirle con toda decisión, valentía y reflexión; “Jesús, Señor mío y Dios mío, ¡SÁLVAME!, me arrepiento ante Ti de mis pecados, perdóname, y límpiame con tu sangre divina derramada en la cruz del Calvario, creo en Ti y te recibo como Unico, Suficiente y Perfecto Salvador Personal”.
Muchas gracias. Que Dios los bendiga ricamente, y si Él permite continuaremos el viernes siguiente.
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