¡El trayecto al calvario!
DIOS CRISTO JESÚS, avanzando en su trayecto del Calvario, hace unos 2,000 años, llegó al estanque Betesda, cercano a Jerusalén, donde una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos esperaban el movimiento del agua que de cuando en cuando hacía un ángel del Cielo, y el primero que se introducía al agua quedaba sano de cualquier enfermedad, según Juan 5:1-9 de la Biblia.
Es el caso que entre dichos enfermos se encontraba un paralítico acostado en su lecho con la esperanza de llegar algún día en primer lugar al agitarse el agua, para ser sanado, lo cual le era prácticamente imposible, y Cristo, al enterarse de su problema le dijo: “¿Quieres ser sano?”, y el paralítico aceptó, y Cristo al instante le ordenó: “¡Levántate, toma tu lecho y anda!”, y así lo hizo y se retiró del lugar.
Pero sabiendo lo anterior los judíos, perseguían a Jesús, por haber hecho el milagro en el día del reposo, a quienes Cristo respondió: “Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo, y todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió”, lo cual acentuó la persecución.
Asimismo, Cristo advirtió a los judíos: “De cierto os digo: el que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida”, todo lo cual está vigente aquí ahora, porque la palabra de Dios permanece para siempre, según 1 Pedro 1:25.
Por lo tanto, en la proximidad de la conmemoración del sacrificio de Cristo en el Calvario, escuchemos y oigamos a Cristo recibiéndolo como Salvador, previo el arrepentimiento de nuestros pecados, según Juan 3:16, para que El nos elimine el castigo de la condenación eterna del infierno, y nos pase de la muerte espiritual a la vida divina feliz y gozosa por siempre en sus mansiones celestiales.
Estimado Lector: en la ya pronta conmemoración del Sacrificio de Cristo, este Dios Salvador te invita a hacer tuya su Trayectoria del Calvario con sólo decirle “Señor mío y Dios mío, ¡SALVAME!, me arrepiento ante Ti de mis pecados, perdóname, creo en Ti y te recibo como Unico, Suficiente y Perfecto Salvador Personal”.
Muchas gracias. Que Dios les bendiga ricamente. A sus órdenes mi teléfono el 815-39-73.