/ lunes 17 de enero de 2022

Aún te queda camino por andar

No renuncies a vivir, porque la vida sigue su curso. Hay que seguir trabajando en el proyecto de la existencia. Si estamos vivos, es para seguir luchando, y por tanto, hay que seguir por el camino que conduce a la meta.

Está claro, que la cuesta de Enero, más nos cuesta, y hay que redoblar esfuerzos. Y aunque el camino sea de subida, no por eso, hay que dejar que se apague la luz de la alegría.

Si estamos vivos, es para cumplir el plan de Dios, porque estar vivo, significa, que aún tenemos mucho por hacer; hay que cumplir, con la tarea que nos fue asignada.

Para algunos, el comienzo de otro año, es una ocasión para hacer proyectos, y fortalecer esperanzas.

No hay que olvidar, que la vida misma, es motivo de festejo. No sólo hay que festejar en diciembre. Hay que celebrar todos los días, el milagro de la vida.

Aunque, estamos conscientes, que estos últimos años, no han sido los mejores; pero eso, es un reto para mejorar la existencia.

En estos tiempos, hemos tenido que enfrentar muchos obstáculos: uno de ellos, es la pandemia. Ésta, nos ha traído cambios, con lágrimas que derramar, por los seres que han partido.

Pero, aún así, sabemos que la cuesta de enero, es camino que va hacia arriba. Y esto, es más complicado. Pero nadie dijo, que la vida fuera fácil. Vivir es gozo, pero también esfuerzo.

Y como dice el Señor: “Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan”. (Mt.11,22).

Para alcanzar la gloria se necesita esfuerzo; hay que vencernos, para obtener la dicha.

No olvidemos, que la vida es un camino por andar. Pero no estamos solos, porque Dios va de nuestro lado.

Hay que seguir la ruta, hasta llegar a la meta; para cumplir con la tarea que nos fue asignada.

Escuchemos el mensaje, que el ángel, le dijo a Elías: “Levántate y come, porque el camino es demasiado largo para ti”. (1 Re. 19,7).

Vamos pues, a ponerle sabor a la existencia. No hay que darse por vencido, antes de tiempo.

Dejemos que Enero, sea el mes de los sueños, y de las esperanza. Y si esperamos lo mejor, lo bueno va a llegar.

No renuncies a vivir, porque la vida sigue su curso. Hay que seguir trabajando en el proyecto de la existencia. Si estamos vivos, es para seguir luchando, y por tanto, hay que seguir por el camino que conduce a la meta.

Está claro, que la cuesta de Enero, más nos cuesta, y hay que redoblar esfuerzos. Y aunque el camino sea de subida, no por eso, hay que dejar que se apague la luz de la alegría.

Si estamos vivos, es para cumplir el plan de Dios, porque estar vivo, significa, que aún tenemos mucho por hacer; hay que cumplir, con la tarea que nos fue asignada.

Para algunos, el comienzo de otro año, es una ocasión para hacer proyectos, y fortalecer esperanzas.

No hay que olvidar, que la vida misma, es motivo de festejo. No sólo hay que festejar en diciembre. Hay que celebrar todos los días, el milagro de la vida.

Aunque, estamos conscientes, que estos últimos años, no han sido los mejores; pero eso, es un reto para mejorar la existencia.

En estos tiempos, hemos tenido que enfrentar muchos obstáculos: uno de ellos, es la pandemia. Ésta, nos ha traído cambios, con lágrimas que derramar, por los seres que han partido.

Pero, aún así, sabemos que la cuesta de enero, es camino que va hacia arriba. Y esto, es más complicado. Pero nadie dijo, que la vida fuera fácil. Vivir es gozo, pero también esfuerzo.

Y como dice el Señor: “Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan”. (Mt.11,22).

Para alcanzar la gloria se necesita esfuerzo; hay que vencernos, para obtener la dicha.

No olvidemos, que la vida es un camino por andar. Pero no estamos solos, porque Dios va de nuestro lado.

Hay que seguir la ruta, hasta llegar a la meta; para cumplir con la tarea que nos fue asignada.

Escuchemos el mensaje, que el ángel, le dijo a Elías: “Levántate y come, porque el camino es demasiado largo para ti”. (1 Re. 19,7).

Vamos pues, a ponerle sabor a la existencia. No hay que darse por vencido, antes de tiempo.

Dejemos que Enero, sea el mes de los sueños, y de las esperanza. Y si esperamos lo mejor, lo bueno va a llegar.