/ domingo 2 de agosto de 2020

Artículo Dominical

Hemos nacido para vivir con libertad

No venimos al mundo para vivir atados; Dios nos dió la vida, para vivirla en libertad.

Pero, casi nunca nos enteramos, en que momento dejamos de ser libres. Porque en este mundo siempre estamos en riesgo de perder la libertad.

La vida humana está llena de trampas. Y éstas, nos atrapan inesperadamente; y acaban robándose lo más valioso: el don de ser libres.

Y qué fácil es quedar enganchados de cualquier situación, y ni se diga de cualquier persona. Y cuando menos acordamos, ya estamos dependiendo de alguien.

El hombre deja se ser humano, cuando ha perdido su libertad.

Porque así como las aves tienen alas para volar; de igual manera, al hombre se le dio la inteligencia para vivir con libertad.

El hombre de poca inteligencia, no puede ser plenamente libre.

Las decisiones, que no son muy inteligentes, nos llevan caer en nuestra propia trampa. Y así, es como se perdiendo la libertad.

Ser libre, no es tan fácil. Por eso, necesitamos de alguien que nos ayude a vivir en libertad; necesitamos de un libertador, que nos abra los ojos, para ver claramente nuestra realidad.

Porque el que se niega a ver la realidad, puede considerarse un prisionero.

Es por eso, que Cristo vino a liberarnos, para que seamos libres; el llegó a este mundo, para que los ciegos vean, los cojos anden, y los muertos vuelvan a vivir.

Y todo lo que hizo Jesús, fue para devolvernos el don que dejamos perder, lo más preciado: el don de ser libres.

Pbro. Lic. Salvador González Vásquez.

Hemos nacido para vivir con libertad

No venimos al mundo para vivir atados; Dios nos dió la vida, para vivirla en libertad.

Pero, casi nunca nos enteramos, en que momento dejamos de ser libres. Porque en este mundo siempre estamos en riesgo de perder la libertad.

La vida humana está llena de trampas. Y éstas, nos atrapan inesperadamente; y acaban robándose lo más valioso: el don de ser libres.

Y qué fácil es quedar enganchados de cualquier situación, y ni se diga de cualquier persona. Y cuando menos acordamos, ya estamos dependiendo de alguien.

El hombre deja se ser humano, cuando ha perdido su libertad.

Porque así como las aves tienen alas para volar; de igual manera, al hombre se le dio la inteligencia para vivir con libertad.

El hombre de poca inteligencia, no puede ser plenamente libre.

Las decisiones, que no son muy inteligentes, nos llevan caer en nuestra propia trampa. Y así, es como se perdiendo la libertad.

Ser libre, no es tan fácil. Por eso, necesitamos de alguien que nos ayude a vivir en libertad; necesitamos de un libertador, que nos abra los ojos, para ver claramente nuestra realidad.

Porque el que se niega a ver la realidad, puede considerarse un prisionero.

Es por eso, que Cristo vino a liberarnos, para que seamos libres; el llegó a este mundo, para que los ciegos vean, los cojos anden, y los muertos vuelvan a vivir.

Y todo lo que hizo Jesús, fue para devolvernos el don que dejamos perder, lo más preciado: el don de ser libres.

Pbro. Lic. Salvador González Vásquez.