/ domingo 24 de febrero de 2019

Artículo Dominical

Trata de comprender al otro, para que puedas entenderte a ti

Que trabajo cuesta entender a los demás; pero si ni siquiera nos entendemos a nosotros mismos, ¿Cómo pues, queremos comprender al otro? Ya que no es fácil entender una vida que no se ha vivido

Aunque debemos reconocer, que cada cabeza es un mundo. Es decir, cada uno ve la vida de acuerdo a como le ha tocado vivirla. Y lo que no se ha vivido, no se puede juzgar.

Si pudiéramos entrar en el interior del otro, veríamos una realidad distinta a la nuestra; algo no imaginado. Por algo dice el dicho: “Todo depende del cristal con que se mira”.

Pero, no es tan imposible tratar de entender al otro. Es sabido, que no podemos adentrarnos en el interior de la persona; pero sí podemos volver hacia nosotros mismos.

Y cuándo te preguntes por qué el otro es así, es necesario revisar tu interior; y descubrir, que dentro de ti hay algo del otro. Y en el otro, puedes descubrirte a ti mismo. Y al preguntar, por qué el otro es así, tendría que remitir a mí mismo esa pregunta: ¿Por qué yo soy así? Porque aunque las personas somos distintas, la condición humana es la misma; y en muchos absurdos coincidimos. Es decir, hacemos cosas que no tienen lógica, y por lo mismo quedan sin explicación.

Cuando descubrimos algo en el otro, de alguna manera nos estamos descubriendo a nosotros mismos. Y cuando tratamos de entender al alguien, también nos vamos entendiendo a nosotros mismos.

Tal vez, en el otro puedo hallar la respuesta a mis propias dudas.

El que se conoce, podrá conocer y entender al otro. Pero, sino comenzamos por tratar de entendernos, será imposible querer comprenderá los demás.

Trata de comprender al otro, para que puedas entenderte a ti

Que trabajo cuesta entender a los demás; pero si ni siquiera nos entendemos a nosotros mismos, ¿Cómo pues, queremos comprender al otro? Ya que no es fácil entender una vida que no se ha vivido

Aunque debemos reconocer, que cada cabeza es un mundo. Es decir, cada uno ve la vida de acuerdo a como le ha tocado vivirla. Y lo que no se ha vivido, no se puede juzgar.

Si pudiéramos entrar en el interior del otro, veríamos una realidad distinta a la nuestra; algo no imaginado. Por algo dice el dicho: “Todo depende del cristal con que se mira”.

Pero, no es tan imposible tratar de entender al otro. Es sabido, que no podemos adentrarnos en el interior de la persona; pero sí podemos volver hacia nosotros mismos.

Y cuándo te preguntes por qué el otro es así, es necesario revisar tu interior; y descubrir, que dentro de ti hay algo del otro. Y en el otro, puedes descubrirte a ti mismo. Y al preguntar, por qué el otro es así, tendría que remitir a mí mismo esa pregunta: ¿Por qué yo soy así? Porque aunque las personas somos distintas, la condición humana es la misma; y en muchos absurdos coincidimos. Es decir, hacemos cosas que no tienen lógica, y por lo mismo quedan sin explicación.

Cuando descubrimos algo en el otro, de alguna manera nos estamos descubriendo a nosotros mismos. Y cuando tratamos de entender al alguien, también nos vamos entendiendo a nosotros mismos.

Tal vez, en el otro puedo hallar la respuesta a mis propias dudas.

El que se conoce, podrá conocer y entender al otro. Pero, sino comenzamos por tratar de entendernos, será imposible querer comprenderá los demás.