/ domingo 10 de febrero de 2019

Artículo Dominical

NO TE CIERRES LAS PUERTAS

Dios nos dio la vida para vivir con el corazón abierto

DATO: Hay personas incapaces de perdonar, que no pasan por alto ni el más mínimo detalle; y por cualquier motivo, cortan la relación con el otro. Y de esa forma, ellos mismos se van cerrando las puertas.

¿Por qué vivimos a puertas cerradas? Tal vez, porque hemos perdido la confianza, y tenemos miedo a abrir el corazón. Pero no hemos venido al mundo para vivir acorralados; Dios nos dio la vida para vivir con el corazón abierto.

No olvidemos, que cada persona es una posibilidad; pero si le cerramos la puerta, nos quedamos sin posibilidades.

Muchos viven con el corazón cerrado, y una vida estrecha. Pero es más doloroso cuando uno mismo se cierra las puertas, es decir, cuando rompemos la relación con los demás.

Hay personas incapaces de perdonar, que no pasan por alto ni el más mínimo detalle; y por cualquier motivo, cortan la relación con el otro. Y de esa forma, ellos mismos se van cerrando las puertas.

Hay muchos, que hacen de su vida un camino estrecho; porque viven con rencores difíciles de sanar por falta de voluntad. Y así, ellos mismos se cierran las puertas; y al cerrar el corazón, pierden la oportunidad de contar con alguien.

El hombre rencoroso, es de corazón estrecho. Y así, va perdiendo libertad; porque va cerrando el acceso al corazón del otro.

Lo cierto, es que nunca sabemos cuándo vamos a necesitar del alguien; ignoramos, si la vida nos orille a estar en una situación, donde ocupemos la ayuda de aquel a quien le cerramos la puerta.

Por eso, no hay como vivir con libertad; pero hay que ir sanando las heridas, y abrirnos a la relación con los demás.

No es bueno etiquetar a nadie por un error pasajero. Las personas no siempre somos las mismas;. y tenemos derecho a cambiar. Pero cuando tú no reconoces ese derecho, tu mismo te niegas el derecho a convivir con los demás.

Hay que vivir en libertad, Dios no nos dio la vida para vivir atados; tampoco nos trajo al mundo para permanecer cerrados. Hay que pedir a Dios, que nos salve de los malos sentimientos.

No podemos pedir la salud del cuerpo, cuando no estamos dispuestos a sanar el corazón.


NO TE CIERRES LAS PUERTAS

Dios nos dio la vida para vivir con el corazón abierto

DATO: Hay personas incapaces de perdonar, que no pasan por alto ni el más mínimo detalle; y por cualquier motivo, cortan la relación con el otro. Y de esa forma, ellos mismos se van cerrando las puertas.

¿Por qué vivimos a puertas cerradas? Tal vez, porque hemos perdido la confianza, y tenemos miedo a abrir el corazón. Pero no hemos venido al mundo para vivir acorralados; Dios nos dio la vida para vivir con el corazón abierto.

No olvidemos, que cada persona es una posibilidad; pero si le cerramos la puerta, nos quedamos sin posibilidades.

Muchos viven con el corazón cerrado, y una vida estrecha. Pero es más doloroso cuando uno mismo se cierra las puertas, es decir, cuando rompemos la relación con los demás.

Hay personas incapaces de perdonar, que no pasan por alto ni el más mínimo detalle; y por cualquier motivo, cortan la relación con el otro. Y de esa forma, ellos mismos se van cerrando las puertas.

Hay muchos, que hacen de su vida un camino estrecho; porque viven con rencores difíciles de sanar por falta de voluntad. Y así, ellos mismos se cierran las puertas; y al cerrar el corazón, pierden la oportunidad de contar con alguien.

El hombre rencoroso, es de corazón estrecho. Y así, va perdiendo libertad; porque va cerrando el acceso al corazón del otro.

Lo cierto, es que nunca sabemos cuándo vamos a necesitar del alguien; ignoramos, si la vida nos orille a estar en una situación, donde ocupemos la ayuda de aquel a quien le cerramos la puerta.

Por eso, no hay como vivir con libertad; pero hay que ir sanando las heridas, y abrirnos a la relación con los demás.

No es bueno etiquetar a nadie por un error pasajero. Las personas no siempre somos las mismas;. y tenemos derecho a cambiar. Pero cuando tú no reconoces ese derecho, tu mismo te niegas el derecho a convivir con los demás.

Hay que vivir en libertad, Dios no nos dio la vida para vivir atados; tampoco nos trajo al mundo para permanecer cerrados. Hay que pedir a Dios, que nos salve de los malos sentimientos.

No podemos pedir la salud del cuerpo, cuando no estamos dispuestos a sanar el corazón.