/ domingo 27 de enero de 2019

Artículo Dominical

Ya no sabemos descansar

Todos necesitamos de un buen descanso, ya que éste no es un placer, sino una necesidad. El hombre no es una máquina programada para hacer lo mismo. Por eso hay que dejar de hacer lo mismo, y ocuparse en algo distinto. De eso se trata el descanso.

Dicen las Sagradas Escrituras, que Dios hizo la creación en seis días; para dejar de laborar en el séptimo. Y así, detenerse a contemplar su obra; y vio que ésta, era buena. Si Dios tuvo que cesar en su labor, y se dio un tiempo para admirarla. El hombre, necesita también dejar de hacer, para poder contemplar.

Pero vivimos en la era digital, y ésta, ya no nos deja descansar. Estamos tan insertos en los aparatos modernos de comunicación, que ya no sabemos cómo descansar.

Hace algunas décadas, el trabajo se reducía a las horas de oficina. Pero hoy, con el avance de la tecnología, el trabajo nos sigue a donde quiera que vayamos.

El celular, se ha convertido en una oficina ambulante, que va con nosotros a todas partes; atendiendo asuntos a horas y a deshoras. Y eso, estropea el descanso.

Y no se trata de ir contra de las ventajas tecnológicas; el problema es que no sabemos cómo manejarnos ante tanta novedad.

La oficina portátil, que es el celular, no nos deja tiempo ni para comer. Porque en éste aparato seguimos trabajando, mandando informes y ofreciendo datos. Y más aún, nos hace estar ausentes de los que están presentes.

El celular y sus aplicaciones nos llevan a huir de la realidad, para introducirnos en la ficción. Y eso, no nos permite descansar; tanta información nos confunde y es causa de estrés. Y de éste, también necesitamos descansar.

Descansar, es dejar de hacer lo mismo, para ocuparnos en algo distinto. Pero sobre todo, es tiempo para contemplar lo que hemos hecho, y valorar la vida.

Pero vivimos en la era digital, y ésta, ya no nos deja descansar. Estamos tan insertos en los aparatos modernos de comunicación, que ya no sabemos cómo descansar.

Ya no sabemos descansar

Todos necesitamos de un buen descanso, ya que éste no es un placer, sino una necesidad. El hombre no es una máquina programada para hacer lo mismo. Por eso hay que dejar de hacer lo mismo, y ocuparse en algo distinto. De eso se trata el descanso.

Dicen las Sagradas Escrituras, que Dios hizo la creación en seis días; para dejar de laborar en el séptimo. Y así, detenerse a contemplar su obra; y vio que ésta, era buena. Si Dios tuvo que cesar en su labor, y se dio un tiempo para admirarla. El hombre, necesita también dejar de hacer, para poder contemplar.

Pero vivimos en la era digital, y ésta, ya no nos deja descansar. Estamos tan insertos en los aparatos modernos de comunicación, que ya no sabemos cómo descansar.

Hace algunas décadas, el trabajo se reducía a las horas de oficina. Pero hoy, con el avance de la tecnología, el trabajo nos sigue a donde quiera que vayamos.

El celular, se ha convertido en una oficina ambulante, que va con nosotros a todas partes; atendiendo asuntos a horas y a deshoras. Y eso, estropea el descanso.

Y no se trata de ir contra de las ventajas tecnológicas; el problema es que no sabemos cómo manejarnos ante tanta novedad.

La oficina portátil, que es el celular, no nos deja tiempo ni para comer. Porque en éste aparato seguimos trabajando, mandando informes y ofreciendo datos. Y más aún, nos hace estar ausentes de los que están presentes.

El celular y sus aplicaciones nos llevan a huir de la realidad, para introducirnos en la ficción. Y eso, no nos permite descansar; tanta información nos confunde y es causa de estrés. Y de éste, también necesitamos descansar.

Descansar, es dejar de hacer lo mismo, para ocuparnos en algo distinto. Pero sobre todo, es tiempo para contemplar lo que hemos hecho, y valorar la vida.

Pero vivimos en la era digital, y ésta, ya no nos deja descansar. Estamos tan insertos en los aparatos modernos de comunicación, que ya no sabemos cómo descansar.