/ domingo 11 de octubre de 2020

Ahí está la diferencia

Ahí está la diferencia entre estar muerto, andar de parranda o fallecer de COVID, porque, lo único seguro es, que los que fallecieron, ya fallecieron; frase célebre entre los mexicanos después de haberla pronunciado el Subsecretario de Salud en una de las clásicas mañaneras, tan célebre como la mosca que decidió pararse en el pelo del Vicepresidente Michael Pence acaparando la atención de televidentes y presentes en un desangelado debate vicepresidencial en el vecino país del norte, mientras nosotros lamentábamos la pérdida de 109 fideicomisos conteniendo 68 mil 400 millones de pesos que pasarán a cuenta del Gobierno Federal para usarse a capricho de una persona, sin que se controlen las muertes de niños con cáncer y mujeres violentadas, sin evitar que el narco avance en un país donde la indiferencia de quienes deberían estar solucionando se desvía a recortar y manipular hablando del pasado para no hablar del desastre del presente y de un futuro incierto poco halagador..

Semana tupida de acontecimientos entre los cuales, vimos desfilar a miles de mexicanos en una pacífica y respetuosa manifestación, cansados de tanta atrocidad que se vive, observamos, especialmente, a la clase media tan vapuleada; mientras en Paris, ciudad con rebrote de covid, la no primera dama, Beatriz Gutiérrez Müller inauguraba la exposición sobre Cultura Olmeca, ante justificaciones de su marido. Podré o no estar de acuerdo con la movilización del pasado domingo, más, reconozco que los cambios prometidos no se han dado y solo se logran, cuando emanan del pueblo; como si nos faltara algo, mientras nuestro Presidente realizaba su gira de tres días por Sonora, el Financial Times daba comentarios desfavorables sobre él, definiéndolo como la nueva figura del autoritarismo de Latinoamérica, contribuyendo a que nuestra economía se acabe de hundir al asustar, aún más, las inversiones extranjeras que bastante falta nos hacen.

Durante este caos, allá arriba, el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con todo y el desdén al coronavirus, lo adquirió, eso sí, no es lo mismo ser mortal común que presidente de los Estados Unidos de América, me convencí que el caldo de pollo que nos recomiendan los médicos normales, no hacen los milagros que un equipo médico de la Casa Blanca y el deseo que por el poder tiene Trump para sanar en solo tres días venciendo al bicho, dejando el hospital con la venia de su médico, quien consideró que podía regresar a la Casa Blanca y realizar actos públicos.

Como si algo faltara, de nuevo, vemos a nuestro presidente peleando con la Madre Patria en lugar de buscar las huellas del tiempo y su paso en nuestra cultura y gente, sabemos que él, es lo que es, lo que tal vez desconoce es que por más que quiera seguir fomentando enojo y odio entre hermanos, mexicanos y españoles, lo que no se ve, está presente en la sangre y herencia que tenemos, somos un pueblo indígena, mestizo y criollo, somos, como la mayoría de todos los pueblos una mezcla de razas, hace quinientos años y más que el sol y la luna, aquí están, con nosotros o sin nosotros el país ha estado y está aquí, por eso, debemos volver a creer, vivir sin titubear tejiendo historias que nos hagan crecer, evitar solo cambiar de corruptos ante una corrupción continua. Para inventar un nuevo México no es necesario embarcarnos en nuevas aventuras de transformación, es necesario rescatar la hermandad y la esperanza, es necesario construir sin destruir, sonriendo con los ojos y amando con el corazón, porque la vida es un soplo y el silencio es parte de Dios, la humanidad, como algunos dirigentes, se ha deshumanizado, la desconfianza ha entrado en nuestro corazón y vidas, vivimos con miedo exacerbado por la pandemia, recuperemos nuestro país a través de gente patriota y nacionalista, mientras nos volvemos verdaderos mexicanos y rescatamos nuestro país votando, yo espero sus comentarios en angeldesofia@yahoo.com.mx

Ahí está la diferencia entre estar muerto, andar de parranda o fallecer de COVID, porque, lo único seguro es, que los que fallecieron, ya fallecieron; frase célebre entre los mexicanos después de haberla pronunciado el Subsecretario de Salud en una de las clásicas mañaneras, tan célebre como la mosca que decidió pararse en el pelo del Vicepresidente Michael Pence acaparando la atención de televidentes y presentes en un desangelado debate vicepresidencial en el vecino país del norte, mientras nosotros lamentábamos la pérdida de 109 fideicomisos conteniendo 68 mil 400 millones de pesos que pasarán a cuenta del Gobierno Federal para usarse a capricho de una persona, sin que se controlen las muertes de niños con cáncer y mujeres violentadas, sin evitar que el narco avance en un país donde la indiferencia de quienes deberían estar solucionando se desvía a recortar y manipular hablando del pasado para no hablar del desastre del presente y de un futuro incierto poco halagador..

Semana tupida de acontecimientos entre los cuales, vimos desfilar a miles de mexicanos en una pacífica y respetuosa manifestación, cansados de tanta atrocidad que se vive, observamos, especialmente, a la clase media tan vapuleada; mientras en Paris, ciudad con rebrote de covid, la no primera dama, Beatriz Gutiérrez Müller inauguraba la exposición sobre Cultura Olmeca, ante justificaciones de su marido. Podré o no estar de acuerdo con la movilización del pasado domingo, más, reconozco que los cambios prometidos no se han dado y solo se logran, cuando emanan del pueblo; como si nos faltara algo, mientras nuestro Presidente realizaba su gira de tres días por Sonora, el Financial Times daba comentarios desfavorables sobre él, definiéndolo como la nueva figura del autoritarismo de Latinoamérica, contribuyendo a que nuestra economía se acabe de hundir al asustar, aún más, las inversiones extranjeras que bastante falta nos hacen.

Durante este caos, allá arriba, el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con todo y el desdén al coronavirus, lo adquirió, eso sí, no es lo mismo ser mortal común que presidente de los Estados Unidos de América, me convencí que el caldo de pollo que nos recomiendan los médicos normales, no hacen los milagros que un equipo médico de la Casa Blanca y el deseo que por el poder tiene Trump para sanar en solo tres días venciendo al bicho, dejando el hospital con la venia de su médico, quien consideró que podía regresar a la Casa Blanca y realizar actos públicos.

Como si algo faltara, de nuevo, vemos a nuestro presidente peleando con la Madre Patria en lugar de buscar las huellas del tiempo y su paso en nuestra cultura y gente, sabemos que él, es lo que es, lo que tal vez desconoce es que por más que quiera seguir fomentando enojo y odio entre hermanos, mexicanos y españoles, lo que no se ve, está presente en la sangre y herencia que tenemos, somos un pueblo indígena, mestizo y criollo, somos, como la mayoría de todos los pueblos una mezcla de razas, hace quinientos años y más que el sol y la luna, aquí están, con nosotros o sin nosotros el país ha estado y está aquí, por eso, debemos volver a creer, vivir sin titubear tejiendo historias que nos hagan crecer, evitar solo cambiar de corruptos ante una corrupción continua. Para inventar un nuevo México no es necesario embarcarnos en nuevas aventuras de transformación, es necesario rescatar la hermandad y la esperanza, es necesario construir sin destruir, sonriendo con los ojos y amando con el corazón, porque la vida es un soplo y el silencio es parte de Dios, la humanidad, como algunos dirigentes, se ha deshumanizado, la desconfianza ha entrado en nuestro corazón y vidas, vivimos con miedo exacerbado por la pandemia, recuperemos nuestro país a través de gente patriota y nacionalista, mientras nos volvemos verdaderos mexicanos y rescatamos nuestro país votando, yo espero sus comentarios en angeldesofia@yahoo.com.mx