/ domingo 24 de marzo de 2019

Agenda Joven

Hoy más que nunca, han aumentado los síntomas de que nos encontramos en una era de cambio social, es decir, en donde las cosas, las situaciones; ya no se pueden afrontar con los mismos esquemas con los que se han tratado, las instituciones y las normas resultan insuficientes para los retos de hoy.

Como ejemplo se pueden citar varios casos, tales como el famoso BREXIT, encauzado en un inicio como una maniobra política, que dejó al descubierto el poco activismo de los jóvenes y que al día de hoy sigue sin tener un fin claro o bien, la situación en Venezuela que ante un reciente apoyo internacional, su resolución sigue sin rumbo claro, las Caravanas Migrantes de Centroamérica que en el fondo son un firmeindicativo de las grandes desigualdades sociales presentes.

En fin, son solo algunas pinceladas de los acontecimientos que van contribuyendo en las distintas latitudes a un cambio del status quo. Recuerdo muy bien que en mis primeros años de formación como politóloga, el tema central en la discusión pública y académica siempre fue en torno a la “democracia”, en donde el fin y objetivo de los mexicanos sería en contar con elecciones libres y competitivas, para así asegurar un buen futuro para todos.

Afortunadamente, se puede decir que este umbral ha sido superado, hoy México cuenta con elecciones políticas libres y transparentes, se logró la institucionalización del instituto electoral, que inclusive cuenta con reconocimiento internacional; pero como se indica en las primeras líneas, el centrarnos exclusivamente en las elecciones y sucesiones del poder es herramienta insuficiente.

Al respecto, Josep M. Colomer y Negretto en su icónica obra “Gobernanza con Poderes Divididos en América Latina”, sostienen que las reglas electorales son factor crucial para la buena gobernanza, entendida como el arte del buen gobernar; en donde el gran complemento y mejor dicho, componente obligado en este esquema es la participación ciudadana.

Como bien señalan los autores, los arreglos institucionales cumplen el factor de facilitar la participación ciudadana y es aquí precisamente en donde se debe prestar la mayor atención. El espacio público no es exclusivo de ciertos actores, las crisis y movimientos sociales, aún más en América Latina intrínsecamente implican una costumbre colectiva a que la toma de decisiones se concentran en la cancha del actor estatal, lo cual debe irse transformando mediante la facilitación de condiciones para la participación ciudadana.

La figura más consolidada en términos de participación ciudadana, son las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) o bien las Organizaciones No Gubernamentales (ONG), las cuales tienen en su razón de ser un objetivo social, ambiental, educativo, deportivo, de salud, de bienestar específico; cumplen dos funciones fundamentales: el responder a una demanda social, lo que permite su especialización en el problema especifico a tratar y con ello, logran llegar ahí en donde al actor estatal no le es posible llegar.

El espacio público se ve beneficiado con la existencias de las OSC, ya que muchas de ellas tienen alcances y presencia internacional, lo que les permite autonomía en sus decisiones y sobretodo una acumulación de experiencias y mejores prácticas. Pensemos en los casos de Amnistía Internacional, que se especializa en derechos humanos o Greenpeace en materia ambiental.

En suma, ante una realidadcompleja y demandante; nunca antes en la historia se vuelve más valuable la participación de la sociedad civil organizada; en donde lejos de pensar en una dicotomía con el actor estatal, hay que pensar en ese aporte que como ciudadanos se puede dar, un trabajo especializado que responde a demandas sociales especificas y que se puede lograr mucho más colaborando y abonando para un mismo fin, que es el bienestar común.

Así es que como ciudadanos, no existe mejor momento de apostarle a esa causa en la que se pueda aportar y ¿por qué no? Participar activamente, haciendo uso del derecho humano de asociación, consagrado en el artículo 9º de la Constitución mexicana, para aportar e incidir positivamente en esa mejora social.

Sería muy útil que en el corto plazo en México y en América Latina se facilitarán nuevos esquemas legales para la existencia de OSC hibridas o mixtas como en Estados Unidos de América, que si bien su objeto principal es generar un beneficio social, se abre espacio de generar cierto grado de utilidades para propiciar la sostenibilidad de las organizaciones.


@Ariadna_Rincon

Hoy más que nunca, han aumentado los síntomas de que nos encontramos en una era de cambio social, es decir, en donde las cosas, las situaciones; ya no se pueden afrontar con los mismos esquemas con los que se han tratado, las instituciones y las normas resultan insuficientes para los retos de hoy.

Como ejemplo se pueden citar varios casos, tales como el famoso BREXIT, encauzado en un inicio como una maniobra política, que dejó al descubierto el poco activismo de los jóvenes y que al día de hoy sigue sin tener un fin claro o bien, la situación en Venezuela que ante un reciente apoyo internacional, su resolución sigue sin rumbo claro, las Caravanas Migrantes de Centroamérica que en el fondo son un firmeindicativo de las grandes desigualdades sociales presentes.

En fin, son solo algunas pinceladas de los acontecimientos que van contribuyendo en las distintas latitudes a un cambio del status quo. Recuerdo muy bien que en mis primeros años de formación como politóloga, el tema central en la discusión pública y académica siempre fue en torno a la “democracia”, en donde el fin y objetivo de los mexicanos sería en contar con elecciones libres y competitivas, para así asegurar un buen futuro para todos.

Afortunadamente, se puede decir que este umbral ha sido superado, hoy México cuenta con elecciones políticas libres y transparentes, se logró la institucionalización del instituto electoral, que inclusive cuenta con reconocimiento internacional; pero como se indica en las primeras líneas, el centrarnos exclusivamente en las elecciones y sucesiones del poder es herramienta insuficiente.

Al respecto, Josep M. Colomer y Negretto en su icónica obra “Gobernanza con Poderes Divididos en América Latina”, sostienen que las reglas electorales son factor crucial para la buena gobernanza, entendida como el arte del buen gobernar; en donde el gran complemento y mejor dicho, componente obligado en este esquema es la participación ciudadana.

Como bien señalan los autores, los arreglos institucionales cumplen el factor de facilitar la participación ciudadana y es aquí precisamente en donde se debe prestar la mayor atención. El espacio público no es exclusivo de ciertos actores, las crisis y movimientos sociales, aún más en América Latina intrínsecamente implican una costumbre colectiva a que la toma de decisiones se concentran en la cancha del actor estatal, lo cual debe irse transformando mediante la facilitación de condiciones para la participación ciudadana.

La figura más consolidada en términos de participación ciudadana, son las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) o bien las Organizaciones No Gubernamentales (ONG), las cuales tienen en su razón de ser un objetivo social, ambiental, educativo, deportivo, de salud, de bienestar específico; cumplen dos funciones fundamentales: el responder a una demanda social, lo que permite su especialización en el problema especifico a tratar y con ello, logran llegar ahí en donde al actor estatal no le es posible llegar.

El espacio público se ve beneficiado con la existencias de las OSC, ya que muchas de ellas tienen alcances y presencia internacional, lo que les permite autonomía en sus decisiones y sobretodo una acumulación de experiencias y mejores prácticas. Pensemos en los casos de Amnistía Internacional, que se especializa en derechos humanos o Greenpeace en materia ambiental.

En suma, ante una realidadcompleja y demandante; nunca antes en la historia se vuelve más valuable la participación de la sociedad civil organizada; en donde lejos de pensar en una dicotomía con el actor estatal, hay que pensar en ese aporte que como ciudadanos se puede dar, un trabajo especializado que responde a demandas sociales especificas y que se puede lograr mucho más colaborando y abonando para un mismo fin, que es el bienestar común.

Así es que como ciudadanos, no existe mejor momento de apostarle a esa causa en la que se pueda aportar y ¿por qué no? Participar activamente, haciendo uso del derecho humano de asociación, consagrado en el artículo 9º de la Constitución mexicana, para aportar e incidir positivamente en esa mejora social.

Sería muy útil que en el corto plazo en México y en América Latina se facilitarán nuevos esquemas legales para la existencia de OSC hibridas o mixtas como en Estados Unidos de América, que si bien su objeto principal es generar un beneficio social, se abre espacio de generar cierto grado de utilidades para propiciar la sostenibilidad de las organizaciones.


@Ariadna_Rincon