Cumbre de las Américas
Al terminar la segunda guerra mundial, la comunidad internacional no sólo se congregó en la organización internacional más grande de Estados Nación en el mundo: la Organización de las Naciones Unidas (ONU); sino también, en lo que nos corresponde a esta parte del hemisferio, todos los Estados pertenecientes al continente americano, dieron vida a lo que hoy es la Organización de los Estados Americanos (OEA).
En días recientes, tuve la oportunidad de participar como delegada mexicana en los eventos marco de la VIII Cumbre de las Américas en Lima, Perú; que congregó a los 34 mandatarios de América y en donde la temática fue “Gobernabilidad Democrática, Frente a la Corrupción”.
Se reafirmaron por un lado los esfuerzos ya existentes en la materia; como lo son: la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción (CNUCC) y la Convención Interamericana Contra la Corrupción (CICC) que insta a los países a implementar y fortalecer los “antídotos a la corrupción”: rendición de cuentas, transparencia, acceso a la información, derechos humanos, libertad de expresión, estado de derecho.
De igual forma, se reafirmó la Agenda 2030: los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) como la guía o agenda global a implementar en los distintos programas, proyectos y planes de desarrollo de los países del hemisferio, reconociendo que la corrupción ha imposibilitado en el mundo y en América un desarrollo verdaderamente sostenible y prospero, que ahora es tarea de todos; no sólo materia del ámbito público, sino también privado.
En este contexto y en el desarrollo de los trabajos de la Cumbre, siguieron latentes y se hicieron escuchar las diferencias y problemas en el continente. Por un lado, la delegación cubana desconoció la presencia –ilegitima- de algunos actores, por otro lado; Cuba y Bolivia hicieron sentir su descontento por la ausencia de Venezuela, a la par que EEUU reafirmó que sólo se apoyará a verdaderas democracias.
La participación de México fue sin duda notable, ya que como la buena política exterior de tradición lo marca, en la voz del Embajador Luis de Alba, surtió como una especie de puenteentre las diversas voces del hemisferio; llevando al diálogo y a la apertura.
Por último, es una realidad que a la par de la realización de esta Cumbre, observábamos en los diarios la intervención militar sobre Siria de los aliados, situación que sin duda despertó seria preocupación, ya que por un lado la ONU rechazó las acciones unilaterales y por otro la Secretaría de Cumbres instó a fortalecer la democracia y los DDHH como camino a la paz en todo el mundo.
Lo cierto es que, como el propio Secretario General de la OEA, Luis Almagro lo comentó “la corrupción es una enfermedad hereditaria e inmune, que no reconoce fronteras de ningún tipo…pero gracias a la democracia se ventila y se puede combatir”, como generación nos toca hacer precisamente esto “ventilar y combatir” acciones viciadas, fuera de la ley y lascivas contra nuestra sociedad.
@Ariadna_Rincon
